jueves, 7 de junio de 2012

El principio del boomerang-Pensaré en el principio de sembrar


El principio del bomerang - Reflexiones cistianas
El principio del boomerang
Estoy convencido de que cuando las motivaciones de la gente son puras y genuinamente desean agregar valor a los demás, no pueden ayudar a otros sin recibir algún beneficio. La retribución pudiera ser inmediata o pudiera tomar largo
tiempo en llegar, pero ocurrirá. Y cuando lo haga la relación comienza a resonar como consecuencia. Ustedes están probablemente familiarizados con la historia de Helen Keller, la muchacha sorda y ciega cuya vida fue transformada gracias a los esfuerzos de Anne Sullivan. Keller, quien solo tenía siete años cuando Sullivan llegó a su vida, vivía casi como un animal. Pero Sullivan la enseñó a comunicarse y le abrió el mundo a ella. Para cuando Keller llegó a ser adulta ella podía cuidarse a sí misma. Ella llegó a recibir un grado del Radcliffe College y se convirtió en una famosa escritora y conferencista. Lo que tal vez no sepan es que cuando Anne Sullivan enfermó años más tarde, la persona que cuidó de ella no fue otra que Helen Keller. La ayudadora se convirtió en la que necesitaba ayuda, y aquella a quien ella había agregado valor se volteó y agregó valor a su vida. Invirtamos en los demás, y tal como un “boomerang”, tal inversión regresará, a veces de la manera menos esperada.


Echa tu pan sobre las aguas; después de muchos días lo hallarás.Ecle 11:1
Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Sal 126:5

Pensaré en el principio de sembrar
“Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará: Gálatas 6:7
La mayoría de la gente en este mundo tiene miedo al fracaso. De hecho compañías de seguros o programas de jubilación envían cuestionarios para averiguar qué inversiones de riesgo estamos teniendo.
Los pensamientos de las bolsas de valores de tener un viernes negro es cada vez más fuerte. En mi vida diaria, las decisiones o elecciones que yo haga hoy, estarán estrechamente ligadas con mis sentimientos o pensamientos acerca del fracaso.  Cuando un sembrador esparce su semilla en el terreno, quiere estar seguro que tales semillas no se perderán sino que redundarán en semillas de fruto abundante.
Una siembra que se multiplique maravillosamente. Si conectamos estos ejemplos al crecimiento y vida de la iglesia, entenderemos que es necesario que sembremos muchas semillas del evangelio en muchos corazones.  La mejor siembra es la siembra espiritual.
He pensado últimamente que hemos sido bombardeados con estos versículos que hablan de la siembra y de la cosecha sólo para hablar de dinero, pero ahora sé que no sólo es aplicable al dinero sino a las diferentes áreas de la vida. Hoy quiero pensar en el valor de la siembra espiritual.
Si yo siembro la semilla del evangelio en un amigo, familiar o vecino, un día esa semilla germinará.  Un día una señora a quién yo no conocía sembró la semilla de la fe en mi corazón siendo un adolescente. Ella me regaló una Biblia y me dijo: Léela, porque este libro te guiará en tu camino de joven. Esa semilla unos meses más tarde dio su fruto en una conversión.
Hoy quiero entender el principio de siembra en términos de la siembra espiritual en un corazón hambriento.
En este día entiendo que una de mis labores principales en la vida es sembrar semillas.  Este pensamiento es simple.   Hoy sembraré semilla de fe y esperanza y del crecimiento se encarga Dios.  Es el Señor quién envía el Espíritu Santo para que haga germinar la semilla.
Mi única labor es sembrar y regar y el crecimiento de la vida la dará el Señor. Sé que los corazones están hambrientos de Dios y cuando existe hambre el terreno del corazón se encuentra ampliamente preparado. Todo lo que el hombre sembrare eso también segará.
Hoy quiero sembrar la semilla del evangelio en un corazón dispuesto y un día cosecharé esa semilla.
Gracias Señor por este principio de la semilla.  Sembrar una semilla de fe y esperanza en un corazón hambriento es una de las más grandes experiencias que le has dado a tus hijos.
Hoy quiero sembrar esa semilla en un corazón hambriento.  Señor, como un sembrador de tu palabra te pido que me des sabiduría para entender cuales son los corazones que están listos y abiertos para responder a la semilla del evangelio de la paz. Amén.

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