viernes, 25 de mayo de 2012

Termina la carrera-Reflexiones


Durante las Olimpiadas de Verano de 1992, un joven corredor estadounidense de larga distancia, Derrick Redmond, corría al frente de su equipo muy dispuesto a ganar la carrera.
De repente, en la vuelta final, se le paralizó un tendón de la pierna. Cayó al piso en agonía y sus compañeros le esquivaron mientras le pasaban.
Sus padres y amigos dejaron escapar un gemido colectivo, al igual que millones de estadounidenses que estaban observándolo vía satélite.
Entonces, con gran dolor, Derrick se levantó de la pista y comenzó a saltar sobre su otra pierna en dirección a la línea de llegada. Los últimos rezagados le pasaron. La gente de los costados de la pista que temían por su salud le gritaban que se acostase. Sin embargo, Derrick siguió saltando. Mucho después de terminada la carrera, Derrick seguía saltando.
Derrick necesitaba recorrer todavía cerca de noventa metros cuando una figura saltó de las tribunas y comenzó a saltar por encima de las personas, sillas y de la valla de contención. Era Jim, su padre.
Corriendo hasta donde se encontraba su hijo, pasó un brazo por los hombros y juntos, en parte a saltos y en parte corriendo hicieron el resto del camino.
Derrick no consiguió una medalla de oro ese día, pero todos los que le vieron a él y a su padre lo sabían… Derrick y Jim Redmond tenían corazones de oro.
El honor espera a aquellos que terminan la carrera.
Una vez que empiece una tarea, nunca la deje hasta terminarla. Ya sea trabajo grande o pequeño, bien hecho o no.
Eclesiastés 9:10
Todo lo que tu mano halle para hacer, hazlo según tus fuerzas.

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