Levantaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra.
Salmos 121:1-2
Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra.
Salmos 121:1-2
¿Estás preocupado ante la posibilidad de cometer errores, de causarle una desilusión a tu jefe, o fallarle a tu familia? Graba en tu interior estas palabras:
No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda.
He aquí, no se adormecerá no dormirá el que guarda a Israel.
Salmos 121:3-4
He aquí, no se adormecerá no dormirá el que guarda a Israel.
Salmos 121:3-4
El señor es tu guardador; el Señor es tu sombra a tu mano derecha.
El sol no te herirá de día, ni la luna de noche.
Salmos 121:5-6
El sol no te herirá de día, ni la luna de noche.
Salmos 121:5-6
El Señor te protegerá de todo mal; Él guardará tu alma.
El Señor guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.
Salmos 121:7-8
El Señor guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.
Salmos 121:7-8
¡Acabas de memorizar un salmo completo! Repítelo cada noche. Sustituye “tu” por “mi”, y “te” por “me” de modo que lo personalices. Entonces, descansa sabiendo que Dios te tiene a ti, tu vida y al resto del universo, bajo Su control.
Jeremías 31:26
Y mi sueño me fue agradable.
Y mi sueño me fue agradable.
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