La razón de ser de la vida no es solo llegar al destino; es el viaje.
No pienses, pues, que tienes que apurarte por llegar al destino.
El viaje es también lo que te permite encontrar a Dios y aprender de Él.
En eso consiste la vida, y si no te tomas el tiempo para conocerle, pasarás por alto el sentido de todo el viaje.
Las cosas no ocurren al azar o por casualidad. Todo sucede de acuerdo con un plan maravilloso y más profundo del que sabes.
Su fuerza se manifiesta a través de la vida, afecta tu destino personal, y el del mundo en el que vives.
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