miércoles, 16 de mayo de 2012

Androcles y el león-Reflexiones


Un esclavo llamado Androcles tuvo la oportunidad de escapar un día y corrió hacia la libertad.
Y mientras caminaba sin rumbo llegó a donde yacía un león, que gimiendo le suplicó: “Por favor te ruego que me ayudes, pues tropecé con un espino y una púa se me enterró en la garra y me tiene sangrando y dolorido”.
Androcles lo examinó y gentilmente extrajo la espina, lavó y curó la herida. El león le invitó a su cueva donde compartía con él el alimento.
Pero días después Androcles y el león fueron encontrados por sus buscadores. Llevado Androcles al emperador fue condenado al redondel a luchar contra los leones.
Una vez en la arena, fue suelto un león, y éste empezó a rugir y buscar el asalto a su víctima. Pero a medida que se le acercó reconoció a su benefactor y se lanzó sobre él pero para lamerlo cariñosamente y posarse en su regazo como una fiel mascota. Sorprendido el emperador por lo sucedido, supo al final la historia y perdonó al esclavo y liberó en la foresta al león.
Los buenos actos siempre son recompensados.
Fábula de Esopo
Que siempre estemos conscientes que la vida está regida por la ley de la siembra y la cosecha. Mucho de lo que hemos recogido ahora ha sido el producto de lo que sembramos tiempo atrás. Sembremos las mejores semillas de la vida para recoger los mejores frutos del mañana y sobre todo que comencemos por sembrar nuestro corazón en la manos de Dios.
La experiencia me ha enseñado que los que siembran maldad cosechan desventura. Job 4:8
El que con lágrimas anda, llevando la semilla de la siembra, en verdad volverá con gritos de alegría, trayendo sus gavillas. Salmo 126:6

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