domingo, 2 de agosto de 2015

Consecuencias

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Hace algunos años entré a trabajar al puerto. Un hombre, de proceder muy arrogante, fue una de las primeras personas que conocí. Era alguien al que todos le tenían un cierto temor porque era muy soberbio; siendo un compañero más le gustaba avergonzar a sus compañeros exponiendo sus fallos delante de sus jefes, lo cual le valió la antipatía de todos. Sin embargo, la vida da muchas vueltas, y la empresa donde él trabajaba estaba prácticamente en quiebra, y tuvo que trabajar por día, ser eventual, empezar desde abajo. Esto no es lo extraño, lo raro fue un día escucharle decir que él había sido toda su vida un buen hombre y que no sabía por qué le pasaba lo que le pasaba. Recuerdo haberlo mirado, yo apenas era un jovencito, vi el rostro derrotado de un hombre de casi 60 años, y recuerdo haberme apiadado de él y callarme, como todos, lo que opinaba realmente. En la vida podemos hacer lo que queramos, menos evitar las consecuencias. 
En medio de un contexto de crisis social determinada por la falta de un auténtico liderazgo en la sociedad, Dios envía el siguiente telegrama:
Isaías 3:10. Díganle al justo que le irá bien, pues gozará del fruto de sus acciones.
Aunque las escenas externas sean desalentadoras (no hay apoyo, ni sustento, ni provisión de pan, ni provisión de agua; no hay valiente, ni guerrero, juez, ni profeta; la ciudad se tambalea y se derrumba, hay una ambiente pernicioso, sin disimulo haciendo lo malo), se le envía un mensaje a la gente justa: Tranquilos a ustedes les va a ir bien. No es un mensaje para todos, una situación semejante conlleva sus consecuencias… pero Dios ha determinado que al justo le irá bien.
¿Por qué? Porque sembró acciones correctas, porque obedeció a Dios, porque fue piadoso para el desvalido, porque rehusó comportarse incorrectamente, porque pagó un precio por hacer lo justo, por eso Dios no va a dejar que sean avergonzados. Siendo niño me enseñaron a cantar:
Sembraré la simiente preciosa
del glorioso Evangelio de amor.
Sembraré, sembraré mientras viva,
dejaré el resultado al Señor.

Nada es tan malo como parece

"Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para buscarlo en su templo. Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su morada; sobre una roca me pondrá en alto". Salmo 27:4-5
Desgraciadamente, vivimos en una época donde a cada momento nos enteramos de una nueva mala noticia; tensiones entre países, conflictos civiles, crisis en la economía, en la salud, en la enseñanza, desastres naturales, problemas medio ambientales, etc., etc. Este gran desorden mantiene al mundo al borde del colapso total. Son tiempos de angustia que, directa o indirectamente, pueden afectarnos también a los creyentes. Pero aunque resulte difícil de creer, para nosotros no es tan malo como parece. Vamos a usar un ejemplo para explicarlo.

Un vaquero se dirigía en su vehículo por una árida carretera del Oeste Americano. Llevaba de acompañante a su fiel amigo, un viejo perro labradory detrás, en el trailer, a su caballo. Pero al tomar una curva peligrosa, pierde el control de la camioneta y tiene un tremendo accidente.
Un rato más tarde, un policía del estado llega a la escena. El hombre, gran amante de los animales, localizó primero la figura del caballollegó hasta él, y después de descubrir la gravedad de sus heridas, sacó de su cintura la pistola y puso fin al sufrimiento del animal. Luego halló al perro, quien se veía peor que el anterior, y sin dudarlo, con su mano en el corazón, finalizó también la agonía del can.
Segundos después, el oficial encontró al vaquero; su condición era muy mala, tenía varias fracturas y apenas podía respirar. Entonces le preguntó "¿Amigo, se encuentra bien?" El vaquero dio una ligera mirada a la mano del policía donde colgaba la pistola aún humeante, y respondió rápidamente, con una energía inesperada, "¡Claro que sí, nunca me he sentido mejor!"


Somos peregrinos en un camino peligroso, viajeros de un mundo que a veces nos parece muy difícil de transitar, mas a pesar de ello, contamos con la promesa de Dios.  "....él es nuestro amparo y fortaleza" (Salmo 46:1). Por eso, no debemos temer a nada pues nuestra vida está con El Señor, y pase lo que pase saldremos vencedores. Así que recuerda esto... cuando el mundo se te acerque con una pistola humeante, y lista para terminar con tu sufrimiento, ya sabes que podrás encontrar dentro de ti una fuerza sobrenatural y podrás decir con firmeza "¡Nunca me he sentido mejor!"



El poder de la Palabra de Dios

¿Sabe usted de alguna empresa de construcción tratando de construir sin una maqueta? Seguro que no. Lo mismo se aplica a su vida. Usted debe tener una maqueta (una visión o un deseo) de lo que desea hacer, y luego usar la palabra de Dios para que sea una realidad en su vida.
Dios utilizó palabras para crear el mundo. Al dar voz a su voluntad, Él pudo ver la manifestación de su obra (Génesis 1:1-3)Proverbios 18:21 dice que, la muerte y la vida están en poder de la lengua. La Escritura también dice que Jesús sustenta todas las cosas con la palabra de Su poder (Hebreos 1:3). La Biblia pone énfasis en el “poder de palabra ” el cual merece su atención. Al entender usted el impacto de las palabras, empezará a usarlas para edificar su mundo.
Como un Creyente nacido de nuevo, usted posee la misma habilidad creativa de Dios; tiene la misma autoridad en ver lo que usted diga, sea positivo o negativo. Jesús enfatizó la importancia de no hablar descuidadamente. Él continuó diciendo que cada palabra ociosa hablada por hombres, está sujeta al juicio de Dios (Mateo 12:36). Esta advertencia pone en claro que Dios no toma sus palabras a la ligera. El hecho es que Dios le ha dado una boca por una razón, para hablar de acuerdo con Sus pensamientos y propósitos.

Fuimos creados para conocer a Dios

En el fondo de toda persona, hay un lugar interno que fue creado para una sola cosa: relacionarse con Dios. No importa cuánto tratemos de ocultarlo o llenar ese vacío con otra cosa, que nunca quedaremos satisfechos.
Nuestros corazones permanecerán inquietos mientras no encuentren su morada en Dios. Esa parte profunda y oculta está dentro de su ser, aunque usted no la haya percibido hasta ahora.

God Wants to Give You a Better Life
Pero desafortunadamente, hay un problema. Existe una barrera entre Dios y el hombre. Se llama pecado; una palabra que se refiere a todas las maneras en las que estamos alejados del diseño divino para la humanidad. Cuando los primeros seres humanos se rebelaron contra Dios, el pecado pasó a ser parte de la condición humana. Desde entonces, ha sido transmitido como una enfermedad hereditaria, de ancestro a ancestro, hasta nuestra generación actual.  
En la Biblia, Romanos 3.23 dice: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Y en Romanos 6.23, aprendemos que “la paga del pecado es muerte”.
En otras palabras, todas las personas necesitan “resucitar de los muertos”, espiritualmente hablando. Pero no hay nada que podamos hacer nosotros mismos para eliminar esta barrera de muerte. Ninguna cantidad de buenas obras de nuestra parte puede cambiar nuestro destino eterno.

Palabra e Identidad

Primero es lo que Dios dice (el rhema) para crear de la nada, para llenar y para establecer límites. Pero hay mucho más en el hablar de Dios. No solo habla para crear, también habla para darle identidad a su creación.
Devocional - PALABRA E IDENTIDADY LLAMÓ DIOS…
¿Qué hace Dios en los versículos 5, 8, 10?
¡Llamar! 
Llamar se refiere a “llamar por nombre”, ponerle nombre a algo o alguien. Y al darle nombre le estás dando identidad. Ya no es más “ese”, “esa”, “aquel” o “aquella”, no. Ahora tiene nombre, se llama Esteban, Federico, Giuliana, Diana, Bianca, Ana, o como quieras llamarlos. Y el nombre te da identidad.
Dios llamó y puso nombres: Día, Noche, Cielos, Tierra,... Mares. Con la palabra les dio identidad. Antes de que Dios hablara no había identidad.
Antes de que Dios llamara:
  • Había luz y oscuridad, pero no era Día y Noche.
  • Había expansión pero no era Cielos.
  • Estaba lo seco pero no era Tierra.
  • Había reunión de aguas pero no eran Mares.
La palabra de Dios dio una identidad a todo lo que había sido creado (bueno… a todo no, una buena parte del trabajo se lo dejó a Adán en el capítulo 2). La palabra estableció identidad.