sábado, 20 de diciembre de 2014

Medalla de Victoria

Si hablamos de hombres que recibieron grandes condecoraciones, no podemos dejar de mencionar a George Smith Patton, general del Ejército Estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial.
Con 36 años asumió grandes retos, haciéndose conocer como un hombre que no se escondía cuando tenía que afrontar algún reto, lo que le hizo merecedor del  sobrenombre de “General Sangre y Agallas”.
A lo largo de su carrera logró varias medallas y condecoraciones importantes como: “Medalla al Servicio Distinguido del Ejército”, “Estrella de Plata”, “Legión al Mérito” y “Estrella de Bronce” entre otras. Cada medalla conlleva una historia, pero la más interesante la tiene la “Medalla de Victoria”
En 1944, se tenía preparada una invasión a Europa que comenzaba en las costas de Normandía. Para ese fin, se debía concentrar en un lugar a muchos soldados para atacar al mismo tiempo. Era una tarea muy difícil ya que el ejército alemán prácticamente controlaba el cielo y las comunicaciones en toda el área.
Ante este reto, el general decidió que todo su ejército se movilizara solamente por la noche y también emitir falsas comunicaciones de radio en diversos puntos, para que las captase el enemigo. La movilización nocturna de soldados en terrenos desconocidos llevando armamento pesado, no era nada recomendable, pero la misión se logró con éxito.
Su estrategia funcionó tan bien que consiguió llevar a muchos de sus soldados al punto de encuentro y unirse al desembarco de Normandía. Esta hazaña fue imitada en varias ocasiones posteriores y siempre funcionó con buenos resultados.
Lo interesante fue que cuando el alto mando supo de esa exitosa maniobra, decidieron preparar una medalla por este logro, pero por alguna razón nunca se dio a conocer la existencia de dicho galardón. Un año después terminó la guerra, el general  Patton regresó a su hogar, se presentó ante el presidente y vio por primera vez la condecoración que recibió con asombro. Se preparó en su honor todo un banquete y, ante el aplauso de muchos soldados, agregó durante su breve discurso, que su mayor victoria fue haber podido regresar a casa.

¿Conoces al precioso Espíritu Santo?

Aún después de ser salvo, el ser humano no puede tener una vida de fe totalmente victoriosa, en permanente crecimiento, a menos que siga creciendo en la Palabra por medio del ministerio del Espíritu Santo.
Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre. Juan 14:16.
Cuando Jesús se encontraba en la tierra con sus discípulos, no era solamente su Señor quien no les podía fallar, era el Consolador que los cuidaba, los alimentaba, los sanaba y los mantenía libres de los ataques del enemigo. Por eso, cuando los iba a dejar, los discípulos se sentían como huérfanos desconsolados. Ese protector y amigo fiel los estaba dejando. y ellos no comprendían Su promesa.
Así como Cristo caminaba, consolaba, guiaba, sostenía, fortalecía y era amigo de los discípulos, así también el Espíritu Santo quiere ser con nosotros. Jesús dijo: para que esté con vosotros para siempre.

La Gracia y la Fe

No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree. Romanos 1:16. 
¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? Hebreos 2:3.
En Ginebra, en el año 1817, un renombrado predicador habló sobre el siguiente tema: "El hombre solo puede ser salvado por Jesucristo", apoyándose en el siguiente texto del evangelio: “El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido(Lucas 19:10).
El predicador habló claramente del Evangelio de la gracia, diciendo: "Oh pecador que confías en ti mismo, ¿cuándo cesará tu ceguera? ¿Cuándo querrás comprender que, a no ser que alguien cargue con tus pecados y apacigüe a tu juez nunca verás a Dios? Sé bien que esta verdad no es del agrado del oyente, pero ¡qué importa! Si debo optar entre serle agradable o decirle la verdad, ya está decidido: no se trata de agradarle sino de salvarle. 
Pecador, deja pues, lo que causa tu miseria, despójate de ese orgullo que te ciega y echa a perder tu vida. Renuncia a tu propia justicia y cree en el Evangelio. No digas que tus pecados son demasiado grandes. ¿Son más grandes que los méritos del Dios Salvador?
Se tiene una sola vida para convertirse, y es una vida corta e incierta. ¿Consideras poca cosa la salvación de tu alma? ¿Tienes un bien más preciado? ¿Eres tan orgulloso que preferirías vivir a tu antojo una vida corta, antes que estar con Dios toda la eternidad?"
La Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado… porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo(Romanos 10:11-13).

Mantener el equilibrio en la Vida Cristiana

“SE ESCRIBIRÁ ESTO…” (Salmo 102:18)
Es fácil perder el equilibrio en la vida cristiana, y una de las mejores maneras para evitarlo es usar un diario espiritual. La disciplina de escribir lo que Dios te dice y lo que has aprendido por el camino espiritual, consolidará tu progreso como ninguna otra cosa. No es un diario de acontecimientos, sino un archivo de cosas que no puedes permitirte hacer o perder.
Escribir ayuda a poner en claro lo que es realmente importante en tu vida. Alguien dijo: “Los pensamientos se desenredan cuando pasan por las yemas de tus dedos”. Moisés escribió sobre el punto de partida de sus jornadas por mandato del Señor (Números 33:2). Tu vida es un peregrinaje, y un peregrinaje se merece un diario. Así que, ¿por qué no te tomas cada día unos momentos y empiezas a escribir sobre las etapas y los desafíos de tu peregrinaje espiritual? Y no escribas solo sobre las cosas maravillosas… Los problemas nos impulsan a centrarnos más en Dios y a acercarnos a otros en fraternidad, nos proveen de un ministerio y nos dan un testimonio. En otras palabras,”escondida” en cada problema hay una oportunidad para llegar a ser más como Cristo.

Compañero de viaje - Reflexiones

Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos (…). Y les dijo: Venid en pos de mí… Mateo 4:18-19
Hay una serie de pasos y senderos en Idaho, en Estados Unidos, realmente fantásticos por su grandeza y pintoresca belleza. A menudo, caminar por ellos simboliza nuestra travesía espiritual, ya que la vida cristiana consiste en caminar con Jesús a nuestro lado como compañero y guía. Él recorrió los caminos de Israel de un extremo al otro, reuniendo a Sus discípulos y diciéndoles: Venid en pos de mí (Mateo 4:19).
El viaje no siempre es fácil. A veces, abandonar parece más sencillo que continuar, pero cuando las cosas se complican, podemos descansar durante un tiempo y recuperar las fuerzas. En El progreso del peregrino, su autor, describe un cobertizo en el collado Dificultad, donde los cristianos recuperan el aliento antes de seguir escalando. Su uso le consolaba y le recordaba la presencia continua del Señor y Su poder sustentador. Cogió aire, de modo que pudo seguir caminando unos kilómetros más.
Solo Dios sabe adónde nos llevará el camino, pero Él nos asegura lo siguiente: … yo estoy con vosotros todos los días (Mateo 28:20). Esta no es una metáfora ni ninguna otra figura lingüística; Él es un compañero real. No pasa ni una hora en que el Señor no esté presente, ni un kilómetro sin que vaya con nosotros. Saber que Jesucristo está a nuestro lado hace el viaje más llevadero.