lunes, 15 de octubre de 2012

El ejemplo de un Boy Scout - reflexión

Esta historia es un buen ejemplo del hecho de que no importa el tamaño o el lugar de la buena acción, sino el espíritu con que fue hecha.
Era finales del otoño de 1909. Durante el día la ciudad de Londres había estado sumergida, como en una sopa de guisantes, bajo una niebla espesa que prácticamente había detenido todo el tráfico, todos los negocios de la capital británica.
Un publicista norteamericano, el Sr. Boyce, de la ciudad de Chicago, tenía dificultades para encontrar una dirección en el centro de la ciudad. Se había detenido bajo uno de los focos de la calle para orientarse mejor, cuando de repente apareció un muchacho entre la niebla.
- ¿Puedo ayudarle señor? – preguntó el muchacho.
- Ya lo creo – dijo el señor Boyce. – Desearía que me indicaras cómo llegar a esta dirección…
- Yo le llevaré ahí señor -, dijo el muchacho, y se encaminaron en la dirección deseada por el Sr. Boyce.
Cuando llegaron al lugar, el señor Boyce buscó en sus bolsillos algunas monedas para dárselas de propina, pero, antes de que tuviera la oportunidad de ofrecérselas al muchacho, éste le dijo:
- No señor, muchas gracias, soy Scout, y un Scout no acepta nada por ayudar a alguien.
- ¿Un Scout? ¡Y qué es eso? -, preguntó Boyce.
- ¿No ha oído hablar de los Scouts de Baden-Powell? – El señor Boyce no había oído de ello. 
-Cuéntame de ellos – dijo.
Así es que el muchacho le habló al norteamericano acerca de él y sus hermanos Scouts.
El Sr. Boyce quedó muy interesado y después de terminar sus negocios le pidió al muchacho que le llevara a las oficinas de los Boy Scouts británicos.
Y eso hizo el muchacho.
Ya en la oficina, el señor Boyce conoció a Baden-Powell, el famoso general inglés que había fundado el movimiento Scout dos años antes en Inglaterra.
Boyce quedó tan impresionado con lo que Baden-Powell le dijo acerca del Escultismo que decidió llevarle a su país cuando regresó de Inglaterra.
¿Qué pasó con el muchacho que ayudó a Boyce?
Nadie lo sabe. Nadie volvió a oír de él. Sin embargo nunca se le olvidó. Los Scouts de EE. UU. regalaron al Centro Internacional de Adiestramiento de Scouts, el Parque de Gilwell, en Inglaterra, una hermosa estatua de un búfalo americano, con una simple inscripción que dice:
“Al Scout desconocido quien, en su lealtad al cumplimiento diario de la "Buena Acción", hizo posible traer el Movimiento Scout a los Estados Unidos de América”.
Una buena acción a un hombre se transformó en una buena acción a millones de muchachos.
Y tú como cristiano, ¿crees que encuentras un ejemplo valioso en esta historia?
1 Timoteo 4:12 “Ninguno tenga en poco tu juventud; pero sé ejemplo de los fieles en palabra, en conversación, en caridad, en espíritu, en fe, en limpieza”
Tito 2:7-8 “Mostrándote en todo por ejemplo de buenas obras; en doctrina haciendo ver integridad, gravedad, palabra sana, e irreprensible; que el adversario se avergüence, no teniendo mal ninguno que decir de vosotros”

De Tal Palo…Tal Astilla - Crecimiento personal - vídeo

“Entonces Jesús explicó: «Les digo la verdad, el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sólo hace lo que ve que el Padre hace. Todo lo que hace el Padre, también lo hace el Hijo,”
Juan 5.19
 Esta es una gran verdad sobre Jesús. Si quieres ver cómo Dios es, si te preguntas cómo es el Padre, lo único que debes hacer es ver al Hijo. Todo lo que Jesús hizo, lo hizo como resultado de su carácter divino.
Si quieres ver la opinión de Dios sobre los pobres mira lo que hizo Jesús. Si quieres ver la opinión de Dios sobre el pecado mira lo que hizo Jesús. Si quieres ver la opinión de Dios sobre el enojo mira la manera en que vivió Jesús.
Jesús nos mostró cómo vivir al hacerlo de acuerdo a la naturaleza del Padre. El hijo simplemente imitó al Padre. Por suerte, Jesús tenía un buen Papá. Desafortunadamente, ese no es el caso para todos.
Hay varias razones por las cuales los niños terminan actuando como sus padres. El comportamiento y personalidad resultantes son una mezcla de genética, ambiente y entrenamiento. Por supuesto, Jesús hizo lo que vio a su Padre hacer porque Él y el Padre son uno. Fue así como aprendió a vivir.
Pero, ¿cómo aprenderemos nosotros a vivir?
Un pequeño observa a su padre, la manera en que actúa, la manera en que ama, la manera en que maneja el estrés y lo usa como ejemplo a seguir o modelo a imitar. Si no hay un padre presente, entonces imitará a cualquier figura paterna que encuentre.
Todos imitamos y aprendemos de nuestras figuras paternas y esta es una influencia muy importante en nuestro aprendizaje sobre cómo vivir.
El problema es que mucha gente no tiene una figura paterna saludable. Muchos no tienen un padre que les ha enseñado voluntariamente la manera correcta de vivir. Muchos padres viven o vivieron casi siempre en un estado de crisis, reaccionando al próximo y posible desastre. Muchos padres fueron violentos y humillantes. Desafortunadamente, y a pesar de esto, mucha de aquella gente tiene la tendencia de imitar lo que vieron que su padre hizo o hacía.
A fin de cuentas ninguno de nosotros tiene un padre perfecto. Como consecuencia, todos tenemos cosas que hacemos o sopesamos que derivan de nuestras imperfecciones. Esto no les hace necesariamente malos, sino humanos.
Sin embargo, la mayoría del tiempo hay cosas o imperfecciones en nuestra propia vida que debemos tratar para no reproducirlas en nosotros ni en nuestros hijos.
Puede que no seas el mejor padre como ejemplo. Tu padre puede que no estuviera presente en tu vida. Pero sí tienes a un Padre celestial que siempre esta ahí, que es siempre fiel, que siempre escucha y que es completamente capaz.
Hoy, si quieres saber cómo vivir, simplemente mira a Jesús. Si quieres saber cómo navegar en la vida, mira al corazón del Padre y Él te mostrará cómo vivir. Puedes escoger a quién imitar. Puedes escoger a quién parecerte.


La Ciencia de Dios - devocional

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar,  en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastre sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creo: varón y hembra los creó.”
Génesis 1:26-27
La Ciencia de Dios es el conocimiento de Dios, de nosotros mismos y del propósito con que fuimos creados. Aunque fuimos creados como seres tripartitos (espíritu, alma y cuerpo), estudiemos el alma ya que se encuentra en el centro de nuestro ser y  podemos evidenciarla fácilmente, pues allí está el sustento  de nuestra personalidad, de nuestros sentimientos, pensamientos y voluntad.
Así como existe La Ciencia de Dios, y está claramente explicada en el Manual de Vida que es La Palabra de Dios, La Biblia, y que nos habla de principio a fin de la misma persona: Jesucristo, que vino para darnos vida y vida en abundancia, para hacernos libres de las cadenas del pecado,  también existe un conocimiento de qué es el mundo, una ciencia mundana y un personaje central que está detrás de todo esto, que es el anticristo y el enemigo de Dios, quien, según las mismas palabras de Jesús, vino para robar, engañar y destruir, esclavizando a la humanidad por medio del pecado.
Desafortunadamente, y debido a la sed insaciable de riqueza de algunos seres humanos, todo termina en procesos de mercadeo donde se manipula la voluntad, el miedo y la ignorancia (o falta de conocimiento) de las personas, para inducirlas a tomar decisiones que sólo perjudican y retardan su crecimiento espiritual.
Estos procesos o teorías son engañosas y no provienen de Dios; son la doctrina de Satanás y su  estrategia  para  engañar y desviar a los creyentes, para esclavizar, para tentar, para endeudar, para someter y mantener en temor a las personas que no tienen un criterio claro de lo que es bueno y conveniente para sus vidas y lo que no, es decir, les falta discernimiento y se dejan llevar por publicidad, propagandas, avisos y en algunos casos hasta por envidia, porque quieren hacer y tener todo lo que su prójimo tiene.
Seamos pues entendidos de cuál es la buena y perfecta voluntad de Dios para nuestra vida comenzando por conocernos a nosotros mismos, cómo Dios nos creó originalmente y el propósito para el cual fuimos creados, que fue para señorearnos sobre la creación y alabarle en espíritu y en verdad,  para vivir en comunión con Dios a través de Su Espíritu y en armonía con nuestros semejantes.
Prov. 9.10 El conocimiento del Santísimo, es la Inteligencia.
Oseas. 4:6 Pueblo que fue destruido porque le faltó conocimiento.
Isaías. 11.9 La tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.
Estos son apenas un par de versículos que nos invitan a reflexionar y nos motivan a crecer en el conocimiento de Dios y de nosotros mismos, como su obra, su creación, y, como vasijas de barro, portadores de la Gloria de Dios.
Quiero recordar a manera de introducción, las palabras de Jesús cuando dijo, en Lv. 19:18: “sino que amarás a tu prójimo, como a ti mismo”.  Sin embargo, no todos nos amamos a nosotros mismos como debemos amarnos, bajo la óptica de Dios, según su perfecta voluntad para nuestra vida y,... si no nos estamos amando a nosotros mismos de forma correcta, ¿cómo podemos amar a nuestros semejantes o a nuestro prójimo?
Nuestra capacidad de amar se encuentra en nuestros sentimientos, en el alma, es decir, en nuestro corazón, en el centro de nuestro ser, pero no nos amamos en la forma correcta, porque nuestra alma se encuentra atrapada por la mentira del mundo y anclada por el pecado que no la deja progresar; aún se encuentra sucia, pues, aunque seamos salvos, no le hemos permitido al Espíritu Santo limpiarnos totalmente;  aún no nos encontramos libres de ataduras, de aquellos pequeños y tal vez insignificantes fallos que creemos que no le hacen daño a nadie, como la mentira o el robo, por pequeño que este sea, la deshonestidad, el engaño, la envidia, la vanidad, la lujuria, la infidelidad, la glotonería, la pereza, la ira, el rencor, la falta de perdón…. y muchos más. La lista puede ser interminable pero, aunque creemos que no le hacemos daño a nadie, en realidad nos hacen daño a nosotros mismos, a nuestra alma, pues no la dejan prosperar y la hacen infeliz y debido a que éstos, por pequeños que sean, son pecados, aunque les llamemos pecaditos, chiquitos, etc., para Dios son PECADO y la consecuencia del pecado es muerte, es dolor, es depresión, es enfermedad, es pobreza, es escasez, es llanto y rugir de dientes…. Si de verdad quieres aprender a amarte a ti mismo, corta con todas estas maldiciones que aprisionan tu alma manteniéndola cautiva y sin posibilidades de prosperar en el sentido espiritual.  A nadie le gusta sufrir, ni sentir el dolor, la pena y la angustia, y lo que causa todo esto es nuestra flaqueza, nuestra debilidad frente al pecado, nuestra indecisión y tibieza de corazón;   pero si nos amáramos a nosotros mismos, querríamos que nuestra alma prosperara, que fuera libre, limpia y conforme al propósito con que Dios nos creó, y aborreceríamos el pecado.
Pero el arma, la decisión de no pecar es nuestra, el libre albedrío es nuestro; decir no a la tentación, es decisión nuestra, y entonces sí estaremos permitiendo a Dios limpiarnos, hacernos libres, fuertes, prósperos, saludables y bendecidos.
Así que, hermanos, reconozcamos nuestras debilidades y flaquezas y oremos para que Dios nos ayude a combatirlas y eliminarlas de nuestra alma, porque para eso nos creó Dios con el poder de la Voluntad, el libre albedrío y la capacidad de actuar o de no actuar. Dios también nos ha dado discernimiento para saber lo bueno y lo malo según su Manual de Vida, pues no todo lo bueno para el mundo es bueno para Dios, ni todo lo malo para el mundo es malo para Dios.
Aprendamos a amarnos, a evitarnos sufrimientos y dolor producto del pecado, las tentaciones y las caídas, y entonces sí aprenderemos a amar a nuestros semejantes.

Permitamos que la Tierra sea llena del conocimiento y la gloria de Dios.

Comencemos por nosotros mismos.

Desesperado por ti - reflexión - vídeo

Tengo un hija muy hermosa de un año y casi cuatro meses; mi pequeña Valentina es espectacular.
Las últimas semanas Valentina tuvo una desesperación y una insistencia muy fuerte por estar siempre a mi lado. Cuando me veía, siempre salía corriendo hacia donde estuviera con tal que la cogiera y la tomara en mis brazos.
Paso casi todo el día con ellos, con mis hijos Yamita, Uziel y Valentina. Sin embargo, para Valentina no es suficiente que pase todo el día con ellos porque ella quiere estar todo el día conmigo.
A veces, durante el día, cuando estoy cansado o me siento un poco estresado, voy a mi cuarto, cierro las puertas, me acuesto en mi cama y trato de descansar o ver alguna película que me distraiga un poquito de todo. Sin embargo las últimas semanas se me ha hecho casi imposible descansar a solas, porque de pronto escucho cómo una mano pequeñita está tocando la puerta de mi habitación, y tanta es su insistencia que siempre termino abriendo esa puerta, y al otro lado me encuentro con una niña de menos de un metro de estatura con una sonrisa de oreja a oreja, poniendo ojitos de gato con botas, pidiéndome en su corto lenguaje entrar y estar conmigo.
Soy sincero al reconocer que muchas veces he tratado de que no me viera para poder descansar tranquilo, pero ella de una u otra forma se las ingenia para encontrarme y pedirme que la tome en mis brazos, ella lo que quiere es estar conmigo siempre; parece que estuviera desesperada por estar a mi lado y, a pesar de que a veces desearía descansar, tenerla junto a mí es algo muy especial. No me importa si lo que quisiera es estar solo, su presencia alegra mi vida, su sonrisita sincera y sus pocos dientecitos me alegran el día, su insistencia por buscar el peligro me hace estar más pendiente de ella, pero su deseo de estar conmigo me hace sentirme amado y querido.
Reflexionando en esto, Dios me hacía pensar sobre: ¿Cuán desesperado o insistente soy para buscar su presencia? ¿Cuánto tiempo en el día le busco desesperadamente para estar con Él? ¿Cuánto insisto en ir a buscarle?
A veces se nos olvida que una de las razones por las que nos mantendremos de pie en esta lucha diaria es practicar la oración, es buscar a Dios, es mantener una relación muy cercana y personal con Dios.
¿Cuándo fue la última vez que buscaste a Dios insistentemente porque anhelabas su presencia o porque simplemente querías estar a solas con Él? A diferencia de mi persona, Dios no trata de esconderse y nunca está cansado. Él siempre está disponible para todos nosotros, no importa el momento, no importa el lugar, no importa lo que a tu alrededor esté pasando, Dios siempre está allí para ti y para mí.
Hoy quiero invitarte a reflexionar sobre el deseo existente (si lo hay) en ti de buscar a Dios diariamente; hoy quiero que reflexiones sobre cuánto anhelas estar en su presencia o cuánto insistes por buscarle diariamente, y si por alguna razón habías dejado de insistir o te estabas olvidando de pasar tiempo con Dios, hoy es un buen día para iniciar nuevamente ese hermoso hábito.
En los Salmos podemos encontrar muchas referencias y consecuencias sobre "estar en la presencia del Señor":
Insistencia por estar en su presencia: “Tú eres el Dios de la vida, y anhelo estar contigo. Quiero ir a tu templo y cara a cara adorarte sólo a ti.” Salmos 42:2 (Traducción en lenguaje actual)
Sabiduría dada por estar en su presencia: “Sólo en ti se encuentra la fuente de la vida, y sólo en tu presencia podemos ver la luz.” Salmos 36:9 (Traducción en lenguaje actual)
Crecimiento por estar en su presencia: “Dios nuestro, en tu presencia la gente buena crece y prospera como palmeras bien plantadas, ¡como los cedros del Líbano!” Salmos 92:12 (Traducción en lenguaje actual)
Felicidad plena al mantenerse en su presencia: “Tú me enseñaste a vivir como a ti te gusta. ¡En tu presencia soy muy feliz! ¡A tu lado soy siempre dichoso!” Salmos 16:11 (Traducción en lenguaje actual)
¿Quieres que Dios te de sabiduría? ¿Quieres crecer espiritualmente? ¿Anhelas la felicidad plena? Entonces todo esto y mucho más encontrarás en su presencia.
No dejes de buscar de Dios, aparta cada día un tiempo para estar con Él, estoy seguro de que ese tiempo siempre será muy bien recompensado, no hay nada mejor que estar en su presencia.
Seamos insistentes, que se note en nosotros una desesperación por no dejar pasar un sólo día sin haber estado junto a nuestro Señor, hablando con Él en una intimidad real, en una relación personal verdadera.

¡BUSQUEMOS CADA DÍA A DIOS, PORQUE SEGURO LO ENCONTRAREMOS! 

“Yo amo a los que me aman,

y me dejo encontrar

por todos los que me buscan.” 

Proverbios 8:17 (Traducción en lenguaje actual)
Enrique Monterroza

El regalo más grande - Vídeo Reflexivo


Una linda historia que me hace pensar en el gran amor de Jesús por cada uno de nosotros, recuerda que llevas dentro de ti el amor de un sacrificio de amor por ti.