ESDRAS 3:10-13
Este texto nos muestra un momento muy importante en la historia de Israel. El templo
de Jerusalén estaba siendo reconstruido más de 70 años después de que el primer
templo, construido por Salomón, lleno de lujo y esplendor, fuese destruido por los
babilonios.
Los Israelitas habían regresado a Jerusalén después de estar 70 años cautivos en
Babilonia, y comenzaron a edificar la ciudad destruida. Zorobabel, el líder de los judíos
que regresaron, comenzó a edificar el templo poniendo de nuevo los cimientos.
Los judíos más jóvenes, que no habían conocido el templo anterior que había sido
destruido, al ver que se estaba reconstruyendo el templo de Dios en Jerusalén, dieron
grandes voces de júbilo, cantaban y alababan al Señor (versos 10-11). Pero muchos de los judíos ancianos que conocieron y recordaban el esplendor del
templo de Salomón, comenzaron a llorar con gran tristeza, pues sabían que este templo
no sería igual de majestuoso que el que fue destruido; recordaban cómo había
sido el templo anterior, y lloraban al ver la sencillez del nuevo templo (verso 12).
Podemos ver en esta historia, dos actitudes diferentes para un mismo
acontecimiento. Unos tomaron una actitud de lamento que no les permitía ver la
bendición presente y un nuevo futuro, y otros, llenos de alegría y gozo, que
reconocían que esto era un nuevo comienzo en su historia, que estaban frente a una
nueva etapa y que Dios seguía estando con ellos.
¿En cuál de los lados de la historia
crees que hubieras estado tú? Conociéndonos a nosotros mismos, ¿qué actitud
hubiéramos tomado en ese momento? La clave es la actitud. ¡Tu actitud! Pero, ¿qué es la actitud? La actitud es el comportamiento o el ánimo con el que
enfrentamos una determinada situación; es el comportamiento que se produce en
diferentes circunstancias.
Todos estaban viviendo el mismo acontecimiento
pero tuvieron diferentes actitudes. Así mismo, todos nosotros en el mundo estamos viviendo las mismas circunstancias de pandemia, cuarentena, encierro, pero
cada uno de nosotros tiene actitudes diferentes ante esas circunstancias.
Hay dos actitudes que podemos tomar ante los acontecimientos que nuestro
Dios permite en nuestra vida:
LA ACTITUD POSITIVA nos permite afrontar una situación enfocándonos en los
posibles beneficios de ella, es decir las
oportunidades, los aprendizajes, y un corazón agradecido por las bendiciones de
nuestro Dios.
LA ACTITUD NEGATIVA no nos permite sacar ningún provecho de la situación que estamos viviendo y esto nos lleva a sentimientos de frustración, enojo, desesperación, y
desesperanza.
Una mala actitud es como un neumático de coche reventado. No puedes ir a ninguna parte
si no lo cambias.
Pero hay una pregunta que seguramente surge en nuestra mente: Si la diferencia es
nuestra actitud, entonces, ¿cómo puedo cambiarla?
I) APRENDIENDO A HACER LAS COSAS CON AMOR (1 Corintios 16:14).
Hay una película muy bonita llamada “En busca de la felicidad”, que nos enseña que la
felicidad se logra cuando logramos hacer lo que amamos, cuando tengo el trabajo que
amo..., pero lo que no dice es que nosotros podemos experimentar
alegría y satisfacción amando lo que estamos haciendo AHORA. Puede que hoy no hagamos muchas cosas que amamos hacer, quizás amas servir
en tu iglesia, quizá amas ir a tu trabajo, quizá gustas de atender a tus clientes, amas jugar al fútbol, amas ir a estudiar y estar con tus amigos, pero a pesar de eso podemos cambiar
nuestra actitud y ser felices, no haciendo lo que amamos sino amando lo que
hacemos, cualquiera que esto sea.
II) APRENDIENDO A RECONOCER LAS COSAS BUENAS, LAS OPORTUNIDADES
Y LAS BENDICIONES, QUE AUN EN MEDIO DE LA CRISIS DIOS NOS DA
(Filipenses 1:12-14).
Si hay un personaje de la Biblia que nos muestra cómo mantener una actitud positiva
aun en las circunstancias más difíciles, es el apóstol Pablo.
En el libro de los Hechos se nos narra que estando en el calabozo de más adentro
junto con Silas, en lugar de ver eso como una desgracia, lo vio como una oportunidad
para alabar a Dios y dar testimonio de su fe en Jesús.
Y en el texto anterior, vemos cómo Pablo estando en la cárcel, tenía una actitud
positiva no como un fracaso en su ministerio sino como una bendición para el progreso
del evangelio, pues al ver su actitud ante el sufrimiento los hermanos se llenaban de
valor para predicar el evangelio.
Nosotros, al igual que Pablo, tenemos que reconocer las oportunidades de Dios,
debemos reconocer sus bendiciones en nuestra vida, hemos de reconocer la
bondad de Dios y su misericordia en este tiempo de crisis.
III) CREYENDO Y CONFIANDO EN DIOS QUE ESTO TAMBIÉN PASARÁ, Y QUE
AUN EN NUESTRA VIDA HAY MUCHOS MOTIVOS PARA SEGUIR (1 Reyes 19:7).
El doctor Viktor Frankl, escritor del libro “El Hombre en busca de sentido”, cuenta en su
libro que en los momentos más duros en los campos de concentración en la segunda
guerra mundial, muchos hombres se rendían, perdían la esperanza, se desanimaban
por completo, y decían “Yo ya no espero nada de la vida”, pero él les respondía: "Pero la
vida espera aún mucho de ti".
Esta crisis en el nombre de Jesús pasará, y hay camino que recorrer, proyectos que
realizar, metas que alcanzar, motivos para vivir, ¡NO NOS RINDAMOS!
No depende de nosotros cambiar las circunstancias que estamos
viviendo; hay muchas cosas que nosotros no podemos cambiar, pero sí hay una cosa
que sí podemos y marca una gran diferencia: NUESTRA ACTITUD.
"Si no te gusta algo cámbialo, y si no lo puedes cambiar….cambia de actitud".
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