viernes, 26 de junio de 2020

El hombre que no podía hablar

... porque grande es Jehová y digno de suprema alabanza; temible sobre todos los dioses. Salmo 96:4
Sentado en su silla de ruedas en un hogar de ancianos, un hombre escuchaba a un grupo de estudiantes de escuela secundaria que cantaban alegremente acerca de Jesús. Más tarde, cuando los jóvenes intentaron comunicarse con él, descubrieron que no podía hablar. Un accidente cerebro-vascular le había quitado esa capacidad.
Como no podían mantener una conversación con él, decidieron cantar. Pero cuando empezaron, sucedió algo asombroso: el hombre que no podía hablar empezó a cantar. Con entusiasmo, cantó a viva voz junto con sus nuevos amigos Cuán grande es Él.
Fue un momento maravilloso para todos. El amor de este hombre a Dios rompió todas las barreras y brotó en una adoración audible; de corazón y gozosa.

Todos nos enfrentamos de vez en cuando a barreras que nos impiden adorar. Tal vez conflictos con personas o problemas de dinero. O quizá un corazón que se está enfriando un poco en su relación con Dios.
Aquel hombre impedido de hablar, nos recuerda que la grandeza y la majestad de nuestro Dios todopoderoso pueden superar cualquier barrera. "Señor, mi Dios, al contemplar los cielos; el firmamento y las estrellas mil".
¿Tienes problemas para adorar? Lee pasajes como el Salmo 96 y reflexiona en la grandeza de Dios; y tal vez puedas tú también reemplazar tus obstáculos y objeciones por la alabanza. 
¡Oh, Dios, cuán grande eres!
 

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