Desde entonces, en lugar de estar bajo la Ley del Antiguo Testamento, estamos bajo la ley de Cristo (Gálatas 6:2), esto es "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas" (Mateo 22:37-40). Si hacemos estas dos cosas, estaremos cumpliendo con todo lo que Cristo quiere que hagamos: "De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas" (Mateo 22:40). Ahora bien, esto no significa que la ley del antiguo testamento sea irrelevante hoy en día. Muchos de los mandamientos de la ley del antiguo testamento pertenecen a las categorías de "amar a Dios" y "amar al prójimo". Además, la ley del antiguo testamento es una buena guía para saber cómo amar a Dios y saber lo que implica amar al prójimo. Al mismo tiempo, decir que la ley del antiguo testamento es aplicable a los cristianos hoy en día es incorrecto. La ley del antiguo testamento la debemos tomar en conjunto (Santiago 2:10); o se aplica en su totalidad, o nada de la ley se aplica. Si Cristo cumplió parte de la ley, como el sistema de sacrificios, entonces la cumplió toda.
"Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos" (1ª Juan 5:3). Los diez mandamientos eran esencialmente un resumen de toda la ley del antiguo testamento. Sin embargo, nueve de los Diez Mandamientos están repetidos en el Nuevo Testamento (todos, excepto el mandamiento de observar el Día de Reposo). Obviamente, si estamos amando a Dios, no estaremos adorando a otros dioses o adorando a ídolos. Si estamos amando a nuestro prójimo, no lo estaremos asesinando, ni mintiendo, ni cometiendo adulterio contra él, o codiciando lo que le pertenece. El propósito de la ley del antiguo testamento es convencer al mundo de nuestra incapacidad para guardar esta ley, y apuntar a nuestra necesidad de Jesucristo como Salvador (Romanos 7:7-9; De manera que la Ley ha sido nuestro guía para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe. Gálatas 3:24). Dios nunca planeó que la ley del antiguo testamento fuera ley universal para todas las personas y para todos los tiempos. Debemos amar a Dios y a nuestro prójimo. Si obedecemos esos dos mandamientos fielmente, estaremos cumpliendo todo lo que Dios requiere de nosotros.
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