domingo, 23 de diciembre de 2018

Gracias al Señor que me ha dado tanto

Cualquiera que oyera alguna vez el poema hecho canción, titulado “Gracias a la vida”, no pudo imaginarse que detrás de ese tributo de gratitud, se enmascaraba sarcasmo, dolor y muerte.
Algunos de los versos de dicho tema decían:
“Gracias a la vida que me ha dado tanto / Me dio dos luceros que cuando los abro  / perfecto distingo lo negro del blanco  / y en el alto cielo su fondo estrellado  / y en las multitudes el hombre que yo amo / Gracias a la vida que me ha dado tanto / Me ha dado la marcha de mis pies cansados …”
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No se puede discutir el optimismo que destila la legendaria composición, la misma que bien pudo ser todo un himno de gratitud por lo vivido. Sin embargo no fue así, pues la autora de tan exquisito legado poético y musical (Violeta Parra), después de una vida de agitación y afanes diarios, y de un desgaste emocional entre dos matrimonios fallidos y una última relación amatoria tormentosa, tomó la fatal decisión de quitarse la vida, irónicamente de aquella “vida” a la que en sus versos agradecía.
Los entendidos hablaron de depresión; y el mundo sigue comentando de ella y de su trabajo. Sí, depresión: un mal que carcome la existencia; que avanza silenciosamente como un cáncer, superando por lo general, la acción de cuantos profesionales, terapias, y medicamentos, se recomienden.
Porque la depresión es un arma poderosa que sigue utilizando el enemigo para acabar con el ser humano, para robarnos la esperanza, para debilitarnos la fe, para sellarnos los sentidos y no dejarnos percibir que al final del túnel hay una luz llamada Jesús.
Amigo, no dejes que ninguna raíz de tristeza crezca por mucho tiempo en tu interior, porque su tallo y ramas (angustia, ansiedad, depresión) terminarán maniatando tu voluntad. Cada vez que te sobrevengan aflicciones y cargas, ponlas a los pies del Señor, y mientras te esfuerzas en la lucha, permite que Él actúe. No hay otro sanador, médico, psiquiatra, o consejero mejor.
Con ello, al final de tu peregrinaje terrenal, en vez de decir “Gracias a la vida…” dirás  “Gracias al Señor que me ha dado tanto…”

Vengan a mí ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.

(Mateo 11:28)

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