domingo, 15 de abril de 2018

A la deriva

Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno (cerca el invierno), Pablo les amonestaba, diciéndoles: Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas. Hechos 27:9-10 RVR 1960
Vemos en esta porción de la palabra, el relato del Apóstol Pablo en su viaje hacia Roma, que habiendo hecho escala en diferentes puertos, notó que se había perdido mucho tiempo y que era mejor no seguir la navegación, pero el centurión hizo caso omiso y continuaron, escuchando más el consejo del patrón y del piloto de la nave. Muchas veces somos como el centurión, que preferimos escuchar otras cosas, o a otras personas, y no lo que DIOS está hablando a nuestras vidas; nos dejamos llevar por lo que creemos conveniente y no por lo que de verdad debería hacerse, por lo que es prudente en esos momentos.
a la deriva“Cuando un viento suave comenzó a soplar desde el sur, los marineros pensaron que podrían llegar a salvo. Entonces levaron anclas y navegaron cerca de la costa de Creta; pero el clima cambió abruptamente, y un viento huracanado (llamado «Nororiente») sopló sobre la isla y nos empujó a mar abierto. Los marineros no pudieron girar el barco para hacerle frente al viento, así que se dieron por vencidos y se dejaron llevar por la tormenta.” Hechos 27:13-15 NTV
Cuando no escuchamos los consejos y hacemos lo que creemos correcto, fácilmente somos engañados por cualquier cosa que parece que es lo que necesitamos. No dejamos que DIOS sea quien guíe nuestra embarcación y terminamos perdiendo el control, quedamos a la deriva y nos dejamos llevar por la corriente. Al ser engañados y mal guiados por alguien, al inicio todo parece que va a salir bien, pero ignoramos lo que puede suceder en el camino y las consecuencias que eso pueda traer.
“y al tercer día con nuestras propias manos arrojamos los aparejos de la nave. Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos.” Hechos 27:19-20 RVR1960
El aparejo de una nave está compuesto por las velas, palos (mástiles y vergas) y cabos (cuerdas), que permiten ponerla en movimiento a través del viento; lo que quiere decir que ellos estaban en medio de la nada, no iban a ser guiados ya por el viento, ni había quien los socorriera. Cuando tomamos malas decisiones todo se oscurece, parece que ya no hubiera salida para nosotros, que toda esperanza se desvaneciera y que todo ha llegado a su fin; pero cuando estamos en medio de esta situación siempre queda nuestra esperanza, nuestra fortaleza, y es cuando Él, nuestro amado Padre toma el control de todo. Tienes que sacar de tu vida las cosas que te incitan o te tientan a dejarte guiar por cualquier cosa que no sea Dios.

“Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quién soy y a quien siervo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho.” Hechos 27:21-25 RVR1960
Definitivamente, aunque no lo merezcamos por desobedientes, por hacer lo que nos parece correcto, DIOS siempre, en su infinita misericordia, nos rescata de en medio de la tormenta y nos da la esperanza de seguir y de que se cumplirá su propósito en nuestras vidas y que nada malo nos ocurrirá.

¡Dios es el único que nos promete, cumple y nos rescata cuando estamos a la deriva!

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