Soltando cargas

Para correr en la carrera de la fe de manera efectiva debes liberarte de las cosas que te pesan, lo cual te ayudará a llegar y mantenerte en el “momento espiritual” de Dios.
En la carta a los hebreos capítulo doce, verso uno, (RVC) dice: “… liberémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”.
Cuando un atleta compite no lleva ningún tipo de exceso de carga con él; solo lleva lo necesario, todo lo demás queda atrás.
Los seres humanos con mucha frecuencia corremos la carrera de la fe, como si un corredor en una competición llevara una mochila de 30 kilos en la espalda, o como si llevara dos maletas grandes en sus manos.
Pero todo momento espiritual requiere que nos deshagamos del exceso de equipaje.

Hablemos de lo innecesario, de las cosas que impiden nuestro crecimiento.

¿Cuáles son las cargas innecesarias que retenemos y que impiden nuestro crecimiento?
1. La culpa de lo que hicimos en el pasado.
2. La falta de perdón por lo que nos hicieron en el pasado; cualquier dolor y heridas que hemos experimentado.
3. Vivir pendientes de las expectativas de los demás, queriendo agradarlos.
4. Preocuparse y temer por el futuro.
5. Preocuparse por el uso de nuestro tiempo.
6. Por el dinero y los bienes materiales.

La verdad es que solo en sí misma ninguna de estas cargas es, por completo, moralmente errónea o pecaminosa, pero cuanto más tiempo uno se aferra a un peso innecesario, mayor será la probabilidad de que se convierta en piedra de tropiezo y nos lleve a pecar.
Ore y suéltela para ser libre y mantener el momento espiritual de bendición que Dios quiere darle.
“…liberémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”. Hebreos 12:1 (RVC)