Y nosotros tenemos este mandamiento de él: «El que ama a Dios, ame también a su hermano.» 1 Juan 4:21
Cuando a una mujer de la iglesia de Carolina se le
diagnosticó esclerosis lateral amiotrófica, la perspectiva era desalentadora.
Esta cruel enfermedad afecta nervios y músculos y, finalmente, acaba en
parálisis. El seguro médico no cubría la asistencia domiciliaria, y el esposo de
esta afligida mujer no soportaba la idea de ingresarla en un centro de cuidados
especiales.
Como enfermera que era, Carolina sabía cómo ayudarla, y
empezó a ir a su casa a cuidarla. Pero, poco después, se dio cuenta de que no
podía ocuparse de su propia familia y, al mismo tiempo, atender las necesidades
de su amiga. Entonces, comenzó a enseñarles a otras personas de la iglesia cómo
ayudar. Durante los siete años de evolución de la enfermedad, Carolina entrenó a
31 voluntarios, quienes rodearon a aquella familia de amor, oraciones y ayuda
práctica.
«Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que
ama a Dios, ame también a su hermano», dijo el discípulo Juan (1 Juan 4:21).
Carolina nos da un ejemplo magnífico de esta clase de amor. Ella tuvo la
habilidad, la compasión y la visión de movilizar a la familia de la iglesia para
asistir a una hermana afligida. Su amor personal hacia una persona necesitada se
convirtió en un amor multiplicado que muchos pusieron en práctica.
Señor,
muéstrame dónde puedo ayudar hoy.
«Ama a tu
prójimo como te amas a ti mismo». Jesús
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