lunes, 18 de diciembre de 2017

Con Dios sin afán

¨Dios nos salvó porque tenemos la confianza de que así sucederá. Pero esperar lo que ya se está viendo no es esperanza, pues ¿quién sigue esperando algo que ya tiene?¨ Romanos 8:24 (Traducción en Lenguaje Actual). 
Tomar la decisión de seguir a Cristo es solo para valientes, pues a diario nos enfrentamos con muchas cosas, cada día tenemos que pelear nuestra propia batalla. Por eso la palabra es muy clara cuando nos dice que cada día tiene su propio afán. (Mateo 6:34).
con Dios sin afanEs precisamente el afán lo que hace que retrasemos las bendiciones de Dios, pues queremos hacer todo a nuestra manera y no dejamos que Dios actúe. Desde luego, si lo pensamos, impresiona lo acelerados que somos, pero impresiona más la manera en que Dios soluciona nuestros problemas. Él piensa en todo, no se le escapa ningún detalle, Él es Todopoderoso y perfecto, por lo tanto, nada de lo que haga va a quedar mal hecho o a medias.
Es una estrategia de Satanás hacernos creer que Jesús se ha olvidado de nosotros, o que simplemente permite que nos pasen cosas malas porque nos ha abandonado. Es ilógico pensar que alguien tan Santo fuera crucificado en una cruz y sufriera tanto, para que luego se le olvidara y abandonara a quien fue su motivo de sacrificio.
Es verdad que cuando caminamos con el Señor se presentan situaciones tremendas, difíciles de superar, nos pasan cosas que jamás imaginamos. Las tribulaciones traen eterno peso de Su gloria (2 Corintios 4:17). En estos días recordaba cuando empecé a caminar con el Señor: fueron momentos de luchas internas, era un choque entre mis emociones, lo que creía que me convenía y lo que Dios tenía para mí. Como toda mujer a esa edad tenía ilusiones de tener una pareja que me cuidara, me valorara y me respetara, pero la verdad  es que no encontraba a nadie que llenara mis expectativas. Precisamente cuando conocí a Dios estaba pasando por la ruptura de una relación.

Tomé la firme decisión de entregar mi vida completamente al Señor, pero de repente llegó a mi vida alguien que creía era el hombre ideal para mí, llenaba todas mis expectativas, solo que le faltaba algo y era que no tenía a Dios en su corazón, es decir, le faltaba todo. Muchas veces pensé retroceder y dejarlo todo por “el hombre de mis sueños”, quien terminó convirtiéndose en el hombre de mis pesadillas.
Estoy muy agradecida a Dios porque su amor pudo tanto que no permitió que diera un paso en falso. Debemos tener mucho cuidado, pues Satanás se disfraza de oveja, nos quiere engañar y desviarnos con otras cosas para que no le demos un lugar en nuestra vida a Dios. Cuando te decides por Jesús, van a venir las tentaciones más fuertes, el enemigo te va colocar muchas trampas, te va a querer desviar con dinero, cosas materiales, amores fugaces, pero ¡ojo!, cuando Dios está a punto de entregarte algo, el enemigo siempre va querer impedirlo. Por eso hoy digo con toda seguridad, que vale la pena esperar en Dios, que no importa el vacío que tengas o la necesidad, porque Él piensa en todo.
¨Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirᨠMiqueas 7:7 (RVR1960).
Seguir al Señor no es fácil, pero los verdaderos valientes arrebatamos el Reino de los Cielos. No te dejes llevar por las apariencias, si esa persona es hermosa y finge tener buenos sentimientos, no te dejes llevar porque tenga una buena posición económica, un super-trabajo, un super-coche o una super-casa, pues si esa persona no tiene a Dios en su corazón, no es dueño de nada, no tiene nada, y de nada le sirven las cosas que posee, porque los bienes materiales al final del camino no definirán lo buena persona que sea. Nunca debemos olvidar que al ser tomados de la mano por Jesús, ya no serán nuestros sueños los que se cumplirán sino los suyos. Dios sueña con nosotros y todo lo que hace por llamar nuestra atención es porque nos ama, y nunca nos va dar algo que nos aleje de Él, que le quite el lugar que tiene en nuestro corazón, y mucho menos que haga que nos olvidemos de Él.
Debemos darle el primer lugar a Dios, y colocarlo por encima de todo vale la pena, es una gran muestra de que lo amamos. Decirle que no a algo o a alguien por Dios es más que importante; no sabes cuánto alegra su corazón, y no es cuestión de palabras, es cuestión de hechos.
Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
Romanos 5:3-5 (RVR1960).

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