Hay ciertas cosas que alguna vez las hemos oído mencionar, pero que en realidad no nos las hemos apropiado correctamente.
La primeras de esas cosas es la manera en como vemos al Espíritu Santo o qué lugar le estamos dando en nuestra vida; Él no es lo último de la trinidad, pues tiene suma importancia al igual que Dios padre y Jesús.
Como todos sabemos, en el momento de concebir María a su hijo fue el Espíritu Santo quien lo engendró. Parece como si no hubiera nada nuevo en esto, pero no analizamos que el Espíritu Santo es el poder de Dios. Si tan solo tuviéramos una relación profunda con Él y buscáramos su guía, podríamos hacer muchas cosas para la gloria de Dios; así como le dio vida a Jesús en el momento de ser concebido, también tuvo el poder de resucitarlo días después de su muerte. Si entendiéramos que ese mismo Espíritu Santo le dio el poder a Jesús para hacer todo lo que hizo, también entenderemos que quiere morar en nosotros, que quiere ser nuestro amigo y hacer cosas sorprendentes en nuestra vida. Él es la base principal para obtener un milagro, libertad, sanidad y restauración.
Ese mismo Espíritu quiere ayudarte a ti y a mí; lo que pasa es que nosotros no lo dejamos actuar, y solemos limitar su poder dejándolo de lado o viéndolo como una linda y hermosa palomita blanca, siendo realmente mucho más que eso, pues Él es quien nos ayuda a ejecutar la voluntad de Dios en la tierra y la manifestación de su poder.
Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.
Mateo 1:20 (Reina-Valera 1960).
Por otra parte están los sueños; si leemos los dos primeros capítulos del evangelio de Mateo, notamos que la palabra sueños se repite varias veces, y cuando Dios repite una palabra es porque algo nos quiere decir.
La manera que Dios usaba para hablar a José y a muchos personajes era los sueños, lo cual quiere decir que Dios también nos puede hablar a nosotros por medio de ellos, y por lo tanto hay que tener en cuenta todo lo que soñamos, y más si son sueños repetitivos porque algún mensaje deben tener. Más adelante en la visita de los reyes magos, les fue revelado en sueños que no se vieran con Herodes pues éste quería saber dónde estaba Jesús para matarlo. Pero obviamente, Dios no lo podía permitir (Mateo 2:12).
Así que Dios aun sigue usando los sueños para revelarnos cosas que han de suceder o con las que tenemos que contar o luchar, y por eso es importante que tengamos al Espíritu Santo de amigo.
Hay personas que sueñan todos los días, y tienen varios sueños en una noche. El Espíritu Santo tiene varios dones y uno de ellos es el de revelación, por lo tanto lo necesitamos para entender e interpretar lo que significa cada sueño. Cada vez que tengas un sueño y no lo entiendas, si no te da paz en tu corazón, busca de su presencia y ora para que el Espíritu Santo traiga la revelación a tu vida.
Lo cual nos sirve para conocer la voluntad de Dios, obtener las respuestas que estamos esperando, como también parte de nuestro porvenir o el de nuestra familia, y muchas revelaciones del mundo espiritual. Además, para tener discernimiento de los sueños que provienen de Dios y otros que son ataques del enemigo. Por eso busquemos las respuestas directamente con Dios, a través del Espíritu Santo, y no buscando adivinos, videntes, brujos, numerólogos ni nada de esas cosas.
¡Soñar no cuesta nada pero significa mucho!
Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía.
Génesis 28:16 (Reina-Valera 1960)
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