viernes, 9 de junio de 2017

¡Quince minutos!, un desafío

Inclina mi corazón a tus testimonios y no a la avaricia. Salmo 119:36
Houghton Portrait File - Charles Eliot Norton.jpg
El Dr. Charles W. Eliot, autor estadounidense, crítico social y profesor de arte, creía que las personas que leen con regularidad obras excelentes de literatura, al menos unos minutos al día, obtienen una valiosa educación. En 1910, compiló selecciones de libros de historia, ciencia, filosofía y arte en 50 volúmenes llamados Los Clásicos de Harvard. Cada serie incluye la guía de lectura del Dr. Eliot, titulada: «Quince minutos al día», y contiene selecciones recomendadas de ocho a diez páginas para cada día del año.
¿Y si pasáramos quince minutos al día leyendo la Biblia, la Palabra de Dios? Podríamos decir junto al salmista: «Inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la avaricia. Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; avívame en tu camino» (Salmo 119:36-37).

Si dedicamos 15 minutos al día, son 91 horas al año. Pero no importa cuánto tiempo decidamos leer la Biblia cada día, la constancia es la clave, y el ingrediente esencial no es la perfección sino la perseverancia. Si perdemos un día o una semana, podemos empezar otra vez. El caso es que, a medida que el Espíritu Santo nos enseña, la Palabra de Dios va de nuestra mente al corazón, y luego, a nuestras manos y pies… y nos lleva más allá de la educación... a la transformación.

«Enséñame, oh Señor, el camino de tus estatutos, y lo guardaré hasta el fin» (verso 33). 
Acudo a ti, el Autor, para que me enseñes mientras leo tu Palabra hoy.
La Biblia es el único libro cuyo Autor siempre está presente cuando se lee.

No hay comentarios:

Publicar un comentario