La blanda
respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor (Proverbios
15:1).
Las pegatinas anti-Dios del coche llamaron la
atención a un profesor universitario. Como había sido ateo, el profesor pensó
que, quizá, el dueño quería enojar a los creyentes. «El enojo ayuda al ateo a
justificar su ateísmo», explicó. Después, advirtió: «Demasiadas veces, el ateo
obtiene exactamente lo que busca».Al recordar su propia travesía de fe, este profesor contó que un amigo cristiano lo invitó una vez a considerar la verdad de Cristo. Le transmitió «una urgencia sin asomo de enojo», con un respeto y una gracia que jamás olvidó.
Los creyentes suelen ofenderse cuando alguien
rechaza al Señor. Sin embargo, Jesús nunca tomó de forma personal las dudas
sobre su deidad. Una vez, cuando un pueblo se negó a recibirlo, Jacobo y Juan
reclamaron venganza instantánea. «Señor, ¿quieres que mandemos que descienda
fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?», preguntaron (Lucas 9:54). Jesús «los
reprendió» (verso 55). Después de todo, «no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él» (Juan 3:17).
Quizá te sorprenda que Dios no nos pida ni necesite que lo
defendamos. ¡Quiere que lo representemos!; lo cual implica tiempo, esfuerzo,
autocontrol y amor.
Señor,
ayúdanos a responder con misericordia a los que nos maltratan,
«porque no saben lo que hacen» (Lucas 23:34).
«porque no saben lo que hacen» (Lucas 23:34).
La mejor
manera de defender a Jesús es vivir como Él.
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