sábado, 25 de marzo de 2017

Discernimiento: El bisturí que necesitamos

Frente a la multitud de opciones que ofrece la vida en estos tiempos, requerimos de una visión clínica para tomar sabias decisiones.
Imagen relacionadaEl discernimiento es la habilidad de distinguir entre las versiones verdaderas y falsas de la realidad.
Poseer discernimiento es tener una clara percepción, buen juicio, y visión incisiva.
¡Verdaderamente, necesitamos líderes espirituales incisivos! Dicha palabra «incisivo» es muy interesante; la raíz de la misma significa «que corta» o «que penetra» (proviene del latín incidere: incidir). Es precisamente la idea que contiene el término griego del Nuevo Testamento, «discernimiento» (diakrino), que significa separación o distinción. Un líder con discernimiento examina los desafíos y las oportunidades con un bisturí espiritual y mental. Discrimina, sin ser discriminatorio. Juzga, sin ser sentencioso. Separa, sin dividir. 


Ejercer discernimiento es un trabajo delicado. Un líder con discernimiento observa la situación y no se apresura para juzgar, pero es suficientemente audaz como para separar, a la hora de evaluar, la realidad de la percepción. Un buen líder entiende que las percepciones son importantes, y que debe utilizarlas, pero sabe que lo que en realidad pesa es la verdad. Resulta tentador pensar que el liderazgo espiritual es algo subjetivo, en especial cuando hoy en día percibimos que existen distintas «verdades» de una situación dada (hasta «verdades» aparentemente contradictorias). No obstante, un cirujano en la sala de operaciones debe cortar con absoluta precisión el tejido correcto; un piloto que vuela por un valle debe distinguir con exactitud el terreno de ese valle; un ingeniero debe escoger el material indicado, que posea la rigidez y flexibilidad precisa para construir un edificio estable... Si el discernimiento incisivo es necesario para cuestiones físicas, cuánto más lo será para cuestiones espirituales.

¿Qué o c
uánto margen de error puede haber en el discernimiento espiritual? Seguramente cometeremos errores, pero nunca deberíamos cometerlos por ser demasiado apresurados u holgazanes a la hora de realizar el trabajo de discernir; trabajo que implica examinar, probar, comparar, consultar y orar. 

Discernimiento: Un verdadero don espiritual 
A veces el discernimiento es un juicio rápido e instintivo. En otras ocasiones es un proceso complejo, delicado y difícil. El discernimiento es un verdadero don espiritual. Un líder debe abordar las situaciones sin prejuicios, aunque con frecuencia, la identidad y el ego del líder se vean afectados por muchos desafíos de liderazgo. Discernir significa examinar intensamente asuntos que pueden poseer la misma profundidad del espíritu humano. Hebreos 4:12 describe el filo cortante del discernimiento: «Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón». La única espada que debería empuñar un líder cristiano es la Palabra de Dios.
Consideremos de la siguiente manera el asunto. Si un líder expresa un juicio frente a nuestras actitudes, pensamientos y comportamientos, ¿de qué manera reaccionaríamos? Es probable que lo primero que sintamos es rechazo; una reacción totalmente natural. Lo siguiente que nos preguntaríamos es si esa persona tiene el derecho de confrontarnos de esa manera. Acabamos ejerciendo discernimiento sobre el que discierne. En algunas situaciones la confrontación es apropiada debido a la responsabilidad del líder, santificada por motivo de amor. Pero otras veces, es probable que veamos que quien nos juzga presenta una actitud más crítica que sensata.

Pero supongamos que es correcta su apreciación y actitud. Usted podrá aceptar la voz de ese líder de manera constructiva si recuerda que la verdad de la Palabra de Dios es la base del consejo o la dirección. Por lo que el discernimiento es un movimiento claramente espiritual. Si vamos a recibir evaluación, corrección, o ánimo, queremos que Dios sea la influencia principal, no solamente la otra persona. Es la Palabra de Dios la que es más cortante que toda espada, no la persona. La lista de dones espirituales en 1 Corintios 12 incluye: «discernimiento (diakrino) de espíritus». Significa que los líderes cristianos necesitan distinguir entre las intenciones buenas y malas. (1 Juan 4.1 también lo menciona: «Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo»).
Hebreos 5.11-14 hace referencia a creyentes maduros «los cuales por la práctica tienen los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal». Observamos también esta verdad: «Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque se disciernen espiritualmente. En cambio, el que es espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado por nadie. Porque ¿Quién ha conocido la mente del Señor, para que le instruya? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo. (1 Corintios 2.14-16).
Este pasaje define la esencia del liderazgo espiritual. Si un líder está «con» el Espíritu, esa persona «juzga todas las cosas» con la mente de Cristo. Pero «él no es juzgado por nadie». Es decir, opera en una dimensión humana/divina que trasciende las opiniones, los sentimientos y las críticas de los demás.

Examinamos el concepto a la luz de la Escritura para asegurarnos de que no quebranta las bases morales y éticas de la Biblia. El líder de convicción se mantiene en contacto con sus confidentes y está abierto a recibir exhortaciones, sugerencias y correcciones.
Este patrón se da constantemente en el liderazgo espiritual. Se pueden cometer terribles errores, como cuando un líder impone una idea que proviene de su propia imaginación y la expresa con un lenguaje espiritual, o cuando todo pasa por su ego y su necesidad personal de mostrarse. Cuando abundan los recursos económicos, y/o la habilidad de hacer marketing con además, excelentes cualidades interpersonales, se pueden construir torres de babel que consisten mayormente en egos inflados.

El discernimiento, hoy
Vivimos en tiempos peligrosos. Debido a la creciente distancia que existe entre ellos y las personas que lideran, los líderes pueden actuar con total impunidad en situaciones donde no han comprometido su integridad o no han mostrado discernimiento. En una época de plataformas virtuales los líderes se han convertido en figuras bidimensionales con poco sentido de la responsabilidad personal. La televisión todo lo aplana, e Internet nos muestra una pantalla en la que el Mago de Oz oprime botones y maneja controles. Las luces de las conferencias iluminan a un cuerpo, pero no una vida. O sea, a los líderes se los protege para que no sean escudriñados por los miembros de su propia comunidad.

También juegan un papel importante las motivaciones de nuestra cultura competitiva. Los aplausos se dan cuando los líderes obtienen resultados, ya sea que estén fundamentados en el discernimiento o no. Quedamos satisfechos solo con una imagen, cuando deberíamos buscar la transformación. Los micrófonos agregan una falsa resonancia a las voces de ciertos líderes cuya mayor habilidad es precisamente ésa, acaparar el micrófono y los flashes.
Pero si buscamos el lado positivo, deberíamos notar que, aunque todas las técnicas y herramientas del mundo de hoy puedan utilizarse para fascinar, seducir, despistar, esconder, engañar y manipular, también pueden ser medios poderosos para desarrollar un ministerio de discernimiento hacia las masas. Hoy, nuestras herramientas de comunicación nos dan acceso a miles de perspectivas; solamente debemos emplear el discernimiento para encontrarlas.

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