lunes, 26 de septiembre de 2016

No te rindas, persevera

El 4 de Julio de 1952, Florence Chadwick de 34 años, entró al Océano Pacífico en la costa este de la Isla Catalina, California, con la determinación de ser la primera mujer en nadar hasta llegar a la costa oeste del continente. Siendo, como era, una experimentada nadadora, pues ya había sido la primera mujer que cruzó nadando el Canal de la Mancha en ambos sentidos.
Santa CatalinaEl tiempo ese día estaba nublado y frío; así que apenas podía ver los botes que la acompañaban. Millones de espectadores la veían por televisión.
Florence nadó quince horas. Cuando rogó que la sacaran del agua, su madre, que estaba en uno de los botes que iban a su lado, le dijo que estaba cerca y que lo podía lograr. Pero cuando miró hacia la costa lo único que podía ver era neblina. Finalmente, extenuada física y emocionalmente, dejó de nadar y fue sacada del agua.
Hasta que no estuvo en el bote no descubrió que la costa estaba a menos de un kilómetro de distancia. En un noticiero al día siguiente, ella dijo: “Todo lo que podía ver era niebla . . . Creo que si hubiera podido ver la costa, lo hubiera logrado”.
El fracaso de Florence, no fue la fatiga ni el frío, la niebla la había derrotado porque le impedía ver su meta. La niebla le había cegado su razonamiento, su visión y su corazón.
Esa fue la única ocasión que Florence se rindió. Dos meses después logró la hazaña aunque había neblina. Florence perseveró porque sabía que detrás de la neblina estaba la costa.
Ahora bien, ¿qué es lo que te motiva cuando la niebla llega a tu vida? ¿Eres de las personas que se paraliza por las neblinas de la vida?
Alguien dijo, “Si Colón hubiera regresado, nadie lo hubiera culpado, pero también nadie lo hubiera recordado”.
Hoy puedes ver las neblinas de tu vida como obstáculos o como oportunidades; la decisión es tuya. Te puedes rendir ante tus circunstancias o puedes seguir nadando aunque estés entumecido; la decisión es tuya. La perseverancia te habilitará para ajustarte a los cambios radicales e injustos de la vida.
Como puedes ver, tu fortaleza y tu profundidad espiritual son palpables por tu perseverancia. Son demostradas por el deseo de seguir aunque no veas la costa.
Jesucristo dijo, “Con vuestra perseverancia ganaréis vuestras almas”. Lucas 21;19

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