La primera Epístola Universal de Juan 2:15 dice: “…No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del padre no está en él…”
El mundo nos invita a saber cosas que nos pueden llevar por caminos de total oscuridad, y así perdemos el camino hacia Dios. Aparentan tener gloria y por eso son atractivas. Muchas personas quieren tener las cosas que este mundo ofrece, porque buscan la admiración del mundo y que los otros los envidien.
Pero la carne, el deseo de los ojos y la vanagloria de la vida son cosas muy difíciles de soportar si se dejan entrar en el corazón. Estas tres clases de deseos son con las que luchamos en nuestras vidas de fe, y nos pueden hacer tropezar.
Estos tres deseos son cosas de este mundo, son cosas del maligno.
2 Corintios 4:4 “...en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios…”
Lo que nos dice este versículo es que el Dios de este siglo, de este mundo es Satanás, y 1ª de Juan 2:16: “…Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo…”
Lo que nos dice este versículo es que el Dios de este siglo, de este mundo es Satanás, y 1ª de Juan 2:16: “…Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo…”
La palabra mundo no se refiere a la tierra o a la gente que vive en este mundo, sino que significa un mundo apartado de Cristo. Uno no debe amar al mundo por lo que este produce, porque todo lo que hay en él no proviene del padre, sino de Satanás.
1ª de Juan 2:9 “…El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. 2:10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. 2:11 Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos…”Queda aquí demostrado que la palabra mundo no se refiere a las personas que viven en esta tierra. Hoy en día es muy normal ver como los hermanos se aborrecen, es común que haya muy poco respeto hacia el prójimo. Y esto se debe a que el ser humano ama las cosas del mundo, porque está bajo la influencia del maligno y dominado por él, que le dice te daré lo que quieras si me adoras.
Pero el Señor Dios, el Señor Jesucristo, nos dice que lo más importante es buscarle a Él y hacer Su voluntad, porque el mundo y sus deseos pasarán pero los que hacen la voluntad de Dios permanecerán para siempre.
1ª de Juan 2:17 “…Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre…”
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