domingo, 3 de abril de 2016

El Cristo resucitado

La muerte de Cristo estuvo acompañada de por lo menos cuatro acontecimientos milagrosos: la oscuridad, la división de la cortina del templo, el terremoto y la resurrección. La muerte de Jesús no pasó desapercibida. Todos notaron algo.
I. La sepultura de Cristo (Mateo 27:57-61)
José de Arimatea era un seguidor secreto de Jesús. Dirigente religioso, miembro distinguido del Sanedrín (Marcos 15:43) en el pasado, José pidió a Pilatos que le diera el cuerpo de Jesús para darle sepultura, y tomándolo lo envolvió en una sábana limpia (Lucas 23;53). José y Nicodemo eran seguidores de Jesús a escondidas, y también Nicodemo vino trayendo un compuesto de mirra y de aloes; lo pusieron en un sepulcro nuevo, probablemente en una cueva labrada en una de las colinas cercanas. Al sepultar a Jesús, Nicodemo y José debieron apurarse para no trabajar en el día de reposo, porque era ya el viernes al atardecer, con su puesta del sol.
Asegurada la entrada (Mateo 27:62-66), los líderes religiosos tomaron la resurrección de Jesús con mayor severidad que los discípulos. Los discípulos no recordaban las enseñanzas de Jesús, pero los líderes religiosos sí. (Mateo 20:17-19). Tomaron, pues, precauciones para que el cuerpo permaneciera en la tumba, ya que estaban temerosos de las predicciones de Jesús relacionadas con su resurrección. Sellaron la puerta y pusieron guardas a la entrada.
II. La resurrección de Cristo (Mateo 28:1-7)
Mateo nos dice que el domingo a primera hora de la mañana, María Magdalena y la otra María fueron a la tumba. También hace la observación de que hubo un gran temblor, relacionado con la actividad de un Ángel que había venido a la tierra y había rodado la piedra que cubría la entrada de la tumba. El Ángel que anuncio las buenas nuevas de la resurrección a las mujeres les dio cuatro mensajes (1) No Temáis: la realidad de la resurrección trae gozo, no temor. (2) No está aquí: Jesús no está muerto, vive y está con su pueblo. (3) Venid y ved: las mujeres pudieron ver la evidencia, la tumba estaba vacía. Y hoy lo está también. (4) Id pronto y decid: tuvieron el encargo de difundir el gozo de la resurrección. Nosotros también tenemos la responsabilidad de difundir las buenas nuevas de que Jesús ha resucitado.

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