viernes, 18 de marzo de 2016

Las tres tareas del Espíritu Santo

El Espíritu Santo descendió sobre Cristo para darle poder para su obra (Juan 1:32-33). También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.
Si Jesús no hubiese llevado a cabo la misión que vino a cumplir, no habría existido el evangelio. Si no hubiese muerto, no podría haber limpiado nuestros pecados; si no hubiese vuelto al Padre, el Espíritu Santo no habría podido venir. Así como el Espíritu descendió sobre Cristo para darle poder para su obra, pronto vendría sobre los seguidores de Cristo para compensarles la pérdida de la presencia del Señor.
I. Convencer al mundo del pecado
Llamar a los hombres al arrepentimiento; el Espíritu Santo a través de sus discípulos produciría (convicción) de pecado. Hechos 2:36-37 Sepa, pues, ciertamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? El Espíritu Santo obró junto con Pedro en su primer discurso, el cual dio una abundante cosecha de almas. El pueblo reaccionó, obró de otro modo y cambió su manera de pensar, y su respuesta denota su verdadero arrepentimiento.
II. Revelar la justicia de Dios 
Al mantener una relación personal con Dios cuando confesamos nuestros pecados, Dios nos declara justos a los que creen que Él nos liberó del pecado y de la muerte. Todo aquel que en Él crea Dios lo justifica (Juan 1:12) Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; Jesús vino a revelar a Dios y su justicia a este mundo, somos justificados por medio de la fe. Romanos 3:22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia; Cristo perdonó nuestros pecados, y nos hizo justos delante de Dios, y nos da poder para vivir como Él quiere que lo hagamos.
III. Vino a demostrar el juicio de Cristo sobre Satanás 
La victoria de Cristo sobre el pecado en la cruz y sobre la muerte con la resurrección, proclamaba el hecho de que Satanás había sido sentenciado. Cristo venció a Satanás y a la muerte con poder. La muerte de Cristo puso a nuestra disposición una relación personal con Dios. La muerte de Jesús en la cruz del calvario demostró la victoria, y unió a los que lo seguían. Cristo venció, pero mientras estemos en este mundo tendremos luchas, pruebas, dificultades, pero Él nos dice: confiad yo he vencido al mundo.


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