“ABRE MIS OJOS, PARA QUE VEA LAS MARAVILLAS DE TU LEY” (Salmo 119:18 LBLA)
Si quieres tener éxito en la vida:
1) No te “duermas en los laureles”. Si tus logros pasados te siguen pareciendo impresionantes en la actualidad, posiblemente te hayas estancado. El apóstol Pablo reconocía sus éxitos, pero siempre se enfocaba en las tareas futuras encomendadas por Dios: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Filipenses 3:13-14).

3) No dejes que tus comienzos dicten tu final. George Washington Carver pasó su infancia rodando por diferentes hogares de acogida; hasta que, según se cuenta, la lavandera María Watkings lo encontró dormido en su granero. Ésta no solo lo acogió en su casa sino que además, lo llevó a la iglesia donde el joven tuvo un encuentro con Jesús. Cuando años más tarde el joven se fue de la casa, se llevó la Biblia que la mujer le había regalado. María dejó una huella perenne en la vida de este hombre, y él a su vez dejó su huella en el mundo. Llegó a ser el padre de la agricultura moderna y amigo personal de tres presidentes de los EE.UU., de Henry Ford y de Gandhi. A Washington Carver se le atribuyen más de trescientos inventos. Pero lo más extraordinario es que a pesar de los impedimentos, nunca fue una persona recelosa ni trató de vengarse. Tenía la costumbre de acudir al laboratorio cada mañana y orar: “Abre mis ojos para que vea.” Con una actitud semejante, Dios no podía hacer otra cosa que bendecirlo.
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