domingo, 14 de junio de 2015

Las apariencias engañan

    Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de amigos se divertía con el tonto del barrio; un joven pobre, sin instrucción, que vivía de algunos trabajos menores y de la generosidad de la gente. A menudo, aquel grupo de amigos se reunía en el bar del pueblo, llamaban al tonto y, para burlarse de su ignorancia, le pedían que eligiera entre dos monedas, una grande de bronce y otra menor, de oro. Él siempre escogía la mayor y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
Cierto día, alguien que observaba al grupo, llamó aparte al muchacho y le preguntó si todavía no se había dado cuenta de que la moneda mayor valía menos. "Ya lo sé”, respondió, no soy tan tonto; vale cinco veces menos que la pequeña, pero el día que escoja la otra, el juego acaba y no voy a ganar más monedas”.

Las conclusiones de esta historia son elocuentes:
1.                 Quien parece tonto no siempre lo es. ¿Quiénes eran los verdaderos tontos de la historia?
2.                 Una ambición desmedida puede acabar cortando la fuente de ingresos.
         “Lo mucho se puede volver poco con desear otro poco más” (Quevedo).
3.                 La avaricia es el signo más visible de un hombre pobre.
“Al pobre le faltan muchas cosas, pero al avaro, todas” 
La avaricia lo pierde todo por quererlo todo” 
4.                 “Hay personas que son tan, pero tan pobres, que lo único que tienen es dinero”.
5.                 Lo que importa no es lo que los otros piensen de nosotros, sino lo que realmente somos. El mayor placer de un hombre inteligente es aparentar ser idiota delante de un idiota que aparenta ser inteligente.
6.                 “La mejor manera de vivir felizmente para siempre, es no ir tras muchas cosas” 
“Si realmente eres sabio, no presumas de lo que sabes…” (Proverbios 12:23).

No hay comentarios:

Publicar un comentario