De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16.
En las ferias semanales, cuando no hay clientes, algunas vendedoras de flores se suelen sentar en la parte de atrás de sus puestos y leen la Biblia. Cierto día, un cliente que ya le había comprado flores varias veces, le preguntó a una de ellas:.
–¿Qué libro lee usted hoy?
–Siempre leo el mismo, dijo ella.
–¿Y cuál es?, inquirió el hombre.
–La Biblia, la Palabra de Dios, respondió ella.
–¿Vaya, y quién le dijo que la Biblia es la Palabra de Dios?, quiso saber el comprador.
–Él mismo, repuso ella.
–¡Vaya! ¿Acaso Dios le ha hablado?, dijo sorprendido, el hombre.
Un poco incómoda, la vendedora no supo cómo probarle que la Biblia es la Palabra de Dios y que, por medio de ella, Dios habla a los seres humanos. Pero mirando al cielo, ella señaló el sol y dijo al cliente:
–¿Puede probarme que este es el sol?
– Es muy simple probárselo; la mejor prueba es que nos da luz y calor, contestó el hombre.
–Lo mismo sucede con mi libro, repuso la vendedora. El hecho de que me da luz y calor interior es la prueba de que es la Palabra de Dios.
...¿Tiene usted dudas en cuanto a la Biblia? ¿Considera este libro escrito por un humano? Entonces es recomendable que lo lea sin prejuicios. Empiece por el evangelio de Juan. Comprobará que es el libro de Dios y que tiene un mensaje para usted. La información que encuentre no consiste en palabras vacías, sino que le hace conocer a una persona: Jesucristo, el Hijo de Dios. A través de Él Dios habló a los seres humanos, y sigue haciéndolo por medio de su Palabra, la Biblia.
En las ferias semanales, cuando no hay clientes, algunas vendedoras de flores se suelen sentar en la parte de atrás de sus puestos y leen la Biblia. Cierto día, un cliente que ya le había comprado flores varias veces, le preguntó a una de ellas:.
–¿Qué libro lee usted hoy?
–Siempre leo el mismo, dijo ella.
–¿Y cuál es?, inquirió el hombre.
–La Biblia, la Palabra de Dios, respondió ella.
–¿Vaya, y quién le dijo que la Biblia es la Palabra de Dios?, quiso saber el comprador.
–Él mismo, repuso ella.
–¡Vaya! ¿Acaso Dios le ha hablado?, dijo sorprendido, el hombre.
Un poco incómoda, la vendedora no supo cómo probarle que la Biblia es la Palabra de Dios y que, por medio de ella, Dios habla a los seres humanos. Pero mirando al cielo, ella señaló el sol y dijo al cliente:
–¿Puede probarme que este es el sol?
– Es muy simple probárselo; la mejor prueba es que nos da luz y calor, contestó el hombre.
–Lo mismo sucede con mi libro, repuso la vendedora. El hecho de que me da luz y calor interior es la prueba de que es la Palabra de Dios.
...¿Tiene usted dudas en cuanto a la Biblia? ¿Considera este libro escrito por un humano? Entonces es recomendable que lo lea sin prejuicios. Empiece por el evangelio de Juan. Comprobará que es el libro de Dios y que tiene un mensaje para usted. La información que encuentre no consiste en palabras vacías, sino que le hace conocer a una persona: Jesucristo, el Hijo de Dios. A través de Él Dios habló a los seres humanos, y sigue haciéndolo por medio de su Palabra, la Biblia.
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