Así ha dicho el Señor:
Volveos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras. Zacarías 1:4.
Volveos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras. Zacarías 1:4.
Muéstrame, oh Señor, tus caminos; enséñame tus sendas. Salmo 25:4.
No puede perderse; siga la carretera principal que sube hasta la aldea. Pero la carretera que tenía que seguir, se alejaba de la dirección prevista. Después de algunos kilómetros tuve la seguridad de haberme extraviado. Entonces, vi una granja habitada y a alguien que probablemente, podría indicarme el camino…
– No está en el camino correcto, pero puede llegar a Villa Valencia, si al llegar a la próxima granja se desvía hacia la derecha…
Mi vida puede compararse al camino que he emprendido. Debo escoger la dirección correcta para llegar a buen término. ¿De qué o de quién fiarse para escoger el camino correcto? ¿Voy a seguir los consejos de filósofos, líderes espirituales o gurús de mi época? En absoluto, en mi camino Jesucristo me encontró porque me buscaba. Le escuché y comprendí que sólo Él podía conducirme con seguridad, pues declaró: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Con Él no podemos equivocarnos de camino. ¡Pidámosle que nos guíe y confiemos en Él! Nos hará conocer el camino que lleva a la vida eterna. Leamos la Biblia: ella nos revelará sus planes de amor para nosotros.
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