La naturaleza humana es de condición apurada e inmediata, quiere todo hoy, aquí y ahora; tal vez a causa de la fugacidad y la fragilidad de la propia vida, o por la ansiedad atada al deseo de la realización inmediata. La realidad es que no tenemos paciencia para esperar.
Pero si analizamos todo lo que nos rodea, nos daremos cuenta que nada se obtiene de la noche a la mañana. No creces de un día para el otro; no adelgazas como resultado de una fórmula mágica; no envejeces en un día, ni te sanas en un minuto. Nada acontece en fracción de segundos. Todo tiene su tiempo.
Dios creó el universo en 7 días, un bebé nace en 9 meses, terminas el colegio en 12 años y la universidad en 6 o 7, llegas a figurar en la plantilla de tu empresa después de 3 meses de prueba, llegas a considerar a una persona tu amiga después de varios meses de haberla conocido, incluso si solicitas comida rápida tienes que esperar algunos minutos para poder disfrutar de ella; absolutamente todo se rige por el tiempo.
Entonces, ¿por qué nos desesperamos y desanimamos tanto cuando no vemos nuestras oraciones respondidas? Tal vez porque no confiamos plenamente, en que Dios tiene todo bajo control y que su tiempo siempre es perfecto; la mayoría de las veces completamente distinto al nuestro. Pero Él nunca se adelanta ni se atrasa, nos da lo que considera mejor para nosotros en el momento exacto.
Pidámosle a Dios que aumente nuestra fe y nos fortalezca, que quite de nuestra mente y corazón todo pensamiento y sentimiento contrario a lo que Él quiere para nuestras vidas; que nos enseñe a ser pacientes, a confiar y esperar en Él porque obtendremos lo que realmente necesitamos, en el momento preciso y de acuerdo a su perfecta voluntad.Pero si analizamos todo lo que nos rodea, nos daremos cuenta que nada se obtiene de la noche a la mañana. No creces de un día para el otro; no adelgazas como resultado de una fórmula mágica; no envejeces en un día, ni te sanas en un minuto. Nada acontece en fracción de segundos. Todo tiene su tiempo.
Dios creó el universo en 7 días, un bebé nace en 9 meses, terminas el colegio en 12 años y la universidad en 6 o 7, llegas a figurar en la plantilla de tu empresa después de 3 meses de prueba, llegas a considerar a una persona tu amiga después de varios meses de haberla conocido, incluso si solicitas comida rápida tienes que esperar algunos minutos para poder disfrutar de ella; absolutamente todo se rige por el tiempo.
Entonces, ¿por qué nos desesperamos y desanimamos tanto cuando no vemos nuestras oraciones respondidas? Tal vez porque no confiamos plenamente, en que Dios tiene todo bajo control y que su tiempo siempre es perfecto; la mayoría de las veces completamente distinto al nuestro. Pero Él nunca se adelanta ni se atrasa, nos da lo que considera mejor para nosotros en el momento exacto.
Porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Hebreos 10:36 (RVR 1960)
Solo aquel que sabe esperar podrá después de algún tiempo, disfrutar la cosecha de aquella pequeña semilla que sembró. ¡Sigamos orando y creyendo en el Dios Todopoderoso que tenemos y que no conoce imposibles!
Solo aquel que sabe esperar podrá después de algún tiempo, disfrutar la cosecha de aquella pequeña semilla que sembró. ¡Sigamos orando y creyendo en el Dios Todopoderoso que tenemos y que no conoce imposibles!
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