Dios es un padre maravilloso que quiere lo mejor para nosotros. Desde el principio preparó la tierra para que pudiéramos ser felices en ella, nos hizo un paraíso maravilloso.
El primer hombre, Adán, mientras permaneció en sujeción, es decir, bajo la soberanía de Dios, pudo disfrutar de ese lugar maravilloso. Nada le hacía falta, todo lo tenía, lo único que debía hacer para seguir disfrutando de esa hermosa maravilla era estar en obediencia.
Pero el hombre se dejó contaminar en ese tiempo y lo seguimos haciendo nosotros ahora. Sofonías 3:1 “¡Ay de la ciudad rebelde y contaminada y opresora!”
Desde los tiempos de Adán, en el corazón de los hombres solo hay rebeldía, no nos gusta someternos a nuestras autoridades, sean políticas, religiosas o en el hogar.
El mundo cada día es más decadente porque no le gusta la corrección, los hogares donde, influenciados por el modernismo, ya no corrigen a sus hijos, se pueden ver por su deterioro; cada vez hay más hogares destruidos y otros a punto de destruirse.
Entre más rebeldes somos, menos nos gusta la corrección. Sofonías 3.2 “No escuchó la voz, ni recibió la corrección; no confió en Jehová, no se acercó a su Dios.”
Queremos un Dios que nos permita nuestra maldad, queremos llegar al cielo pero por el camino ancho, queremos viajar cómodos. Y buscamos profetas y sacerdotes iguales a nosotros. Sofonías 3.4 “Sus profetas son livianos, hombres prevaricadores; sus sacerdotes contaminaron el santuario, falsearon la ley.”
Queremos un Dios que haga muchos milagros pero que no se meta con nuestra forma de vivir, queremos ser cristianos pero seguir viviendo igual que antes de conocer a Cristo. Hoy en día han aumentado en gran manera las personas que han recibido a Cristo, pero se ha reducido sustancialmente el numero de cristianos realmente convertidos, hoy la gente ama las montoneras, donde nadie se de cuanta de su tibieza espiritual. 2 Timoteo 4: 3-4 “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4:4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.”
Mas Dios nos corrige para no tener que destruirnos, pero preferimos hacernos los sordos, preferimos pensar en un Dios que no castiga. Sofonías 3:7 “Dije: Ciertamente me temerá; recibirá corrección, y no será destruida su morada según todo aquello por lo cual la castigué. Mas ellos se apresuraron a corromper todos sus hechos.”
Si aceptamos su corrección podremos llegar a ser como en el principio, seremos puros. Sofonías 3:9 “En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre de Jehová, para que le sirvan de común consentimiento.”
Llegará el día en que busquemos a Dios, más para adorarle que para sólo pedirle. V 10 “De la región más allá de los ríos de Etiopía me suplicarán; la hija de mis esparcidos traerá mi ofrenda.” Jesucristo está buscando adoradores en espíritu y en verdad. Juan 4: 23 “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.”
Llegará el día en que seremos humildes delante de Dios; una persona que sólo busca a Dios para demandarle milagros no es una persona humilde. V 12 “Y dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, el cual confiará en el nombre de Jehová.”
Sólo si aceptamos la corrección de Dios podremos cambiar nuestra manera de vivir. V 13 “El remanente de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni en boca de ellos se hallará lengua engañosa; porque ellos serán apacentados, y dormirán, y no habrá quien los atemorice.”...
porque Dios nos dice seáis perfectos. La perfección no es una opción, y la única forma de lograrla es a través de la corrección. Mateo 5:48 “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.”
Y además, Dios quiere un pueblo de adoradores que se deleiten en Él. V 17 “Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.” Sólo cuando aprendamos a deleitarnos delante de Dios, recibiremos todo lo que anhela nuestro corazón y está sujeto a Su Voluntad. Salmo 37: 4 “Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón.”
No te opongas a la corrección y llegarás a ser perfecto.
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