domingo, 24 de noviembre de 2013

El arte de decir adiós - Devocional

Esto que escribo desde mi corazón, deseo que llegue directo al tuyo.
Hay días en los que nos sentimos más inspirados y podemos expresar mejor lo que pasa en nuestro interior. No sé si este es uno de esos días, pero no quiero dejar pasar la oportunidad de que podamos compartir juntos este momento.

"Cuando llegamos a este mundo, parece como si desde el primer día nos estuvieran preparando para las despedidas. En la escuela primaria nos enseñan el ciclo de la vida. Experimentamos el hecho de que la mariposa que recogimos vuela y sigue su camino. Vivimos el triste momento de perder a nuestro amado perrito 
o a nuestra mascota preferida.

Nuestros amigos cambian, la gente nos traiciona, y las lecciones se aprenden.


Aprendemos a pedir perdón, aprendemos a disfrutar los momentos que Dios nos regala. Intentamos aprender a VIVIR, y morimos intentando encontrar la respuesta a esta pregunta, para luego darnos cuenta que no hay ninguna. Que la vida la haces tú, y que cada día escribes una nueva historia. Y en todo este aprendizaje, 
en todas las vueltas de la vida, las idas y venidas, las caídas y las subidas, 
muchos aprenden a simplemente...dejar pasar.
Hoy me pregunto, ¿cuán privilegiada es la persona que aprendió a dejar pasar, que aprendió a olvidar, que aprendió a seguir adelante?

Siendo una “amateur” en el tema, pero creo que buena pasante, 
intento descubrir cuál es el beneficio del olvido.
Si olvido el amor que me dieron, las enseñanzas que me dejaron, los llantos que me acompañaron, y las profundas tristezas, que ya no debían ser sólo mías sino compartidas, entonces estoy olvidándome de mí, estoy olvidando una parte de mi ser. Me estoy despidiendo de una pieza esencial del rompecabezas que es, 
la compleja conjunción que me forma.
Entonces no quiero olvidar, no quiero olvidarte, no quiero olvidarme, 
no quiero perderme.

Pero al despedirme, sí puedo dejar atrás los momentos en los que me equivoqué, 
y puedo, con mi vista al cielo, mirar un futuro en el que quizá, de alguna u otra forma, te encuentres tú, estar en alguna nueva enseñanza, en una nueva amistad, en un nuevo amor, en un nuevo trabajo, en una nueva mirada que nace como esa mariposa. Entonces mi despedida sólo será para poder mirar para adelante, y darle la oportunidad a Dios que pueda escribir nuevamente en esta hoja en blanco que se encuentra en mi camino.
Sólo entonces, despediré esa situación, ese momento, esa persona, ese dolor. Y seguiré confiada en que Dios tiene en sus manos el mundo, como también a mí.
Sin mirar atrás".

Fdo.: Y. T.


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