viernes, 30 de agosto de 2013

Levántate y anda - Devocional - Vídeo

Dice la Escritura, en el capítulo 2 del libro de Marcos, que cuatro amigos venían cargando a un paralítico postrado en su lecho. Como a causa de la multitud no podían llegar a Jesús, hicieron un hueco en el techo de donde Jesús se encontraba y por allí le bajaron para que le diese su bendición. Jesús, al ver la fe de ellos, le dijo al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”. Pero conociendo los pensamientos de los escribas que se encontraban allí, agregó: -¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados, (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho y vete a tu casa. Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo:  Nunca hemos visto tal cosa (Marcos 2:9-12).
Es emocionante y lleno de esperanza este relato de las Escrituras, sirve para sentirse profundamente identificado con el paralítico. Durante mucho tiempo estuve aletargado en la comodidad de un relativo buen vivir, o por lo menos era eso lo que parecía. Pero sin darme cuenta, y mi familia tampoco, la parálisis fue ganando lentamente terreno al letargo, los problemas y las dificultades se fueron primero sumando, luego multiplicando,.. cada vez más graves y sin solución.
Es así como un día nos dimos cuenta, de que habíamos estado remando durante años sin llegar a ninguna parte, aportando denodados esfuerzos a diversas causas y cosas sin obtener resultados, sembrando para cosechar frutos insignificantes, bebiendo sin poder aplacar la sed. Nuestro empeño siempre fue querer agradar a Dios y hacer las cosas bien, sin embargo las cosas no salían así. Con desolación y desesperanza veíamos cómo otros que no aman a Dios ni les importa, vivían una vida de forma irresponsable delante de los ojos de Dios y progresaban, mientras nosotros íbamos en franca marcha atrás.
Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué?, dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa.
(Hageo 1:6-9 RV60)
Hoy he escuchado la voz del Señor. Me emociona más escuchar: “Tus pecados te son perdonados” que “toma tu lecho y vete a tu casa”, como dice en otro de los Evangelios. Y es que durante años estuvimos ocupados en nuestras propias prioridades, sin poder reconocer que “nuestras prioridades” no son ni deben ser las nuestras, sino las prioridades del plan de Dios para nuestras vidas. Durante años creí haber estado ocupado en los asuntos del Padre a través del ministerio que Dios me dio, pero evidentemente no fue así, toda vez que el resto de mi familia no estaba ocupada, al menos como debe estarlo, en los asuntos del Padre, y esa es mi responsabilidad.
Hoy he escuchado la voz del Señor que me dice: “Tus pecados te son perdonados”. Tomar mi lecho y andar sólo ha sido una consecuencia de la liberación que sobreviene cuando el perdón me ha liberado de la carga. Nada más tomar la decisión de volver a la iglesia de mis raíces y cambiar las prioridades en la dirección de Dios, lentamente las cosas comenzaron a retornar a sus cauces normales; un cielo negro y tapado de gruesos nubarrones de tormenta, comenzó a despejarse para dejar lugar a unos tímidos rayos de sol.

Mucho camino por recorrer, aún falta mucho por hacer; pero como dice un viejo proverbio oriental: “Toda travesía, no importa la gran distancia que haya que recorrer, comienza con un paso”. Hoy, quien esto te dice toma su lecho, abandona la parálisis y anda.
Que el Señor te dé su bendición y te guíe a encontrar tu servicio y ministerio, a estar ocupado en las prioridades del Padre. El resto, para tus necesidades y para que te sobreabunde, vendrá en forma de oportunidades que sabrás discernir, aprovechar y tomar a su debido tiempo.

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

(Efesios 2:10 RV60)
 

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