Esta es una pregunta que a todos nos martillea. Muchas personas deben estar tomando decisiones continuamente, o haciendo diversas cosas y, como consecuencia de ellas, experimentan quebrantos; asumen que lo que hacen es la voluntad de Dios, pero al final se dan cuenta de que cometieron un error, y lo que al principio parecía ser de Dios término siendo del maligno. ¿Cómo sabemos si lo que hacemos es la Voluntad de Dios? ¿De qué forma puedo apercibirme si mis pisadas van de acuerdo a su Voluntad?
Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación, que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado. Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación. 1 Tesalonicenses 4:3-7
Dios revela su Voluntad en su Palabra; si lo que haces va en línea a su Palabra, entonces estás actuando según su voluntad. Por más atractiva, agradable y placentera que sea la actividad que realizas, si no está de acuerdo a la Palabra de Dios estás fuera de su voluntad. Estar actuando según su Voluntad requiere quebrar la nuestra para hacer la de Él, romper con lo que nos gusta para vivir, y hacer de la manera que a Él le agrada.
La consecuencia de la voluntad de Dios es la “Santificación”; si lo que emprendes contribuye a tu relación con Él, a tu madurez y a tu crecimiento, entonces estás en el carril de su Voluntad, pero si por el contrario es nocivo, destructivo y te separa de Él, no vas en la senda correcta.
Nuestras decisiones, emprendimientos, relaciones, actividades etc, deben ir acorde con la palabra de Dios, pues de otra manera lo que hacemos no es su Voluntad. Muchas personas toman caminos, al parecer derechos, pero al final son caminos de muerte porque miran únicamente a su parecer, pero no toman en cuenta la palabra de Dios; esas mismas personas, para nada se interesan por saber si lo que hacen agrada o desagrada a Dios, por lo cual, después de las experiencias amargas que les toca atravesar, vienen heridos, lastimados y arrepentidos y se dan cuenta de que todo lo que hicieron no iba conforme a la Voluntad de Dios, sino más bien a la de ellos.
No estar sujeto a la Palabra de Dios nos hace divagar en la escatología, en la inmundicia de este mundo, en los deseos desordenados y en los placeres momentáneos que traen como resultado un vacío profundo, vergüenza y frustración a todas las personas, principalmente a nosotros mismos; esa es su consecuencia, es decir, la Palabra de Dios debe de ser la vía o carretera por la cual transitemos todos los días de nuestra vida, pues nos libra de ser lastimados, confundidos y de andar en tinieblas.
De muchas cosas nos habríamos librado, en nuestros días pasados, si hubiéramos andado de acuerdo a su Palabra, ya que en su Palabra está su Voluntad.
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