domingo, 14 de julio de 2013

Tú eres la obra maestra en la que Dios quiere trabajar - Ánimo en mensaje - Vídeo

obra maestra
“Oh Jehová, tú me has examinado y conocido”.  (Salmos 139.1)
Hay un cuadro de tu vida que ven los demás, atendiendo a lo que pareces y que les demuestras. Y hay otro cuadro que sólo sientes, vives y ves tú de acuerdo a tus experiencias y a tus propias percepciones, acertadas o equivocadas.  

Pero existe un cuadro de tu vida que el único que lo ve y conoce es Dios. Él lo puede mirar desde todos los ángulos existentes. Él observa esos aspectos invisibles que ni tú ni nadie pueden ver y que desconocen. Es precisamente en esas áreas de tu vida en las que Dios quiere trabajar; Él desea, con detalles de amor y disciplina, restaurarte para un bien y un propósito mayor del que imaginas. Desea que comprendas que aquellas cosas que hoy no entiendes, están en sus manos y que Él no se ha olvidado de ti ni un momento. Eres como esa vasija que ante su espejo se ve amorfa, pero que ante los ojos de Dios es totalmente diferente, porque Él te está trabajando y amoldando. Él te está haciendo fuerte a través del horno del fuego.

Eres como ese bello instrumento, que Él va afinando para que de ti brote una melodía que conmueva al mismo cielo y a la misma creación. Tus notas son la armonía de Dios, aunque muchas veces tú te sientas desafinado. Dios es ese artista, ese pintor que cada día quita, corrige y coloca cosas nuevas sobre el cuadro de tu vida. Aunque muchas veces parezca que Él no está trabajando o dibujando sobre ti, debes saber y creer con tu corazón que Él está haciendo su mejor obra y trabajo en ti.

Por tal razón, ¡no debes temer, ni desmayar!  Independientemente de ellos, muy aparte de tus propios pensamientos o de lo que puedan pensar los demás, tú eres esa persona a quien Él ha amado de forma especial. Te ha diseñado desde el vientre de tu madre y ha hecho de ti un ser único y especial. Él desea que te mires bajo su espejo, bajo su reflector, y te veas y ames de esa forma que te hace conducirte y caminar como el hijo de Dios que eres. Resplandecerás, porque en ti está el brillo del Creador, impregnarás a otros de la esencia del perfume que Dios ha depositado en ti. Cuando otros te miren verán la obra maravillosa de Dios en ti. Recuerda que cada día Él trabaja en ti si tú se lo permites. Entonces, permítele hacer contigo una obra maestra, llena de sus detalles y toques especiales.

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