Cuando nosotros decidimos seguir experimentando aquel sentimiento de culpabilidad, aunque ya le pedimos perdón a Dios, estamos menospreciando su perdón. Y es que el perdón que Dios te otorga es total, sin condiciones, simplemente por amor a ti.
La Biblia dice:
“Yo, sí, yo solo, borraré tus pecados por amor de mí mismo y nunca volveré a pensar en ellos.”
Isaías 43:25 (Nueva Traducción Viviente)
Es muy bonita esta versión, porque lo traduce muy claro y podemos entender que su perdón es por amor; y que “nunca volverá a pensar en ellos” está significando no pensar más en nuestros pecados.
Dios ya no se acuerda de aquello que te perdonó, porque Él ese día comenzó una hoja en blanco. ¿Por qué sigues sintiéndote culpable de algo de lo cual ya fuiste perdonado?, al sentirte así, le estás dando oportunidad al enemigo de que meta toda clase de basura en tu mente y con ello evite tu crecimiento y desarrollo espiritual.
Quiero invitarte a honrar el PERDÓN DE DIOS, y eso tiene que ver con aceptar ese perdón... y convencerte totalmente de que estás libre de culpa, pues cuando Dios te perdona, la hoja llena de pecados queda en blanco.
A partir de hoy tienes que actuar como esa persona libre que realmente eres, porque el perdón de Dios te dio la libertad; en cambio, el sentimiento de culpabilidad es como un cáncer, que poco a poco va destruyendo tu vida desde el interior.
Dios te quiere recordar algo este día:
“Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto, dice el Señor. Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, yo los haré tan blancos como la lana.”
Isaías 1:18 (Nueva Traducción Viviente)
Cuando Dios te perdona, tu hoja de vida está totalmente en blanco; no manches esa hoja que Dios te regala, al contrario, valórala. ¿Cómo?, tan fácil como aceptándolo y comenzando a vivir ese perdón, no culpándote más por lo que Dios ya te perdonó, y viviendo cada día agradeciendo a Dios por su inmenso amor y misericordia hacia tu vida.
¡Dios ya te perdonó! ¡Tu hoja está en blanco! ¡No sigas culpándote más, porque Dios ya olvidó tu fallo, pues al perdonarte borró todo y se olvidó de eso!
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