jueves, 7 de marzo de 2013

La historia de Francisco: La Máscara - Devocional

Oír cantar a Francisco un día de servicio en la iglesia es como oír cantar a los mismos ángeles del cielo. Francisco tiene un talento muy especial para el canto, una voz increíble, pero sobre todo, su interpretación lleva a todo el auditorio a un encuentro con Dios en cada adoración.
No sólo eso, Francisco también puede ser visto, los días que no canta en la iglesia, sirviendo en diferentes áreas, todos admiran el espíritu de servicio que hay en él y nadie se atrevería a decir que Francisco anda mal espiritualmente.
Realmente Francisco tiene un problema; en la Iglesia se muestra como un excelente servidor y como casi un perfecto cristiano, pero su problema llega cuando no está en la iglesia, en su vida diaria, en donde vive desordenadamente y en donde nadie creería que es el mismo Francisco que sirve o canta en la congregación.
Las noches que Francisco no va a la Iglesia, sale con sus amigos, que no son cristianos y que sólo andan en busca de acción y desorden. Salen a tomar alcohol, a fumar, a emborracharse, a buscar mujeres y, si el dinero alcanza, a probar una que otra droga barata.
Después de su noche de fiesta, Francisco regresa a su casa arrepentido, con muchas lágrimas en sus ojos, preguntándose una y otra vez: “¿Qué estoy haciendo?”. Sin embargo, su reflexión queda sólo en un momento de tristeza por hacer lo que no debería hacer, pues cada noche que sus amigos le invitan a salir, él no pone ningún obstáculo para acompañarles y repetir la triste historia.
En las noches de servicio en la iglesia, se puede ver a un Francisco servidor y entregado a Dios, pero nadie imagina que detrás de ese personaje, tan admirado en su congregación, se encuentra un hombre con un problema serio de adicción y desordenes en su vida.
A veces Francisco tiene remordimientos, al andar haciendo esas cosas que no debería hacer, sin embargo una vocecita le susurra al oído y le dice: “No te preocupes, nadie es perfecto, además, si le pides perdón a Dios, Él te va a perdonar, de todas formas nadie ve lo que haces”. Entonces, Francisco, aconsejado por ese pensamiento real e irreal al mismo tiempo, se acomoda un poco y aprovechándose del perdón que Dios le puede otorgar más tarde, va y hace siempre lo que realmente no debería hacer.
Francisco piensa que mientras nadie en la iglesia se entere de su doble vida, no hay ningún problema, por eso trata de ir con sus amigos a lugares en donde está seguro de que no se encontrará con alguien que le conozca. Así, Francisco ha vivido los últimos cinco años de su vida “cristiana”, utilizando diferentes máscaras para cada ocasión.
La historia de Francisco es la historia que muchas personas viven hoy en día, utilizando diferentes máscaras para cada ocasión, poniendo cara de santos y entregados en su iglesia, y al salir a la vida diaria, vivir de forma totalmente diferente a lo que muestran en la iglesia.
El mayor problema de estas personas es que piensan que nadie les ve, y mientras nadie se da cuenta no hay problema, pero la Biblia dice: “Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos” Proverbios 15:3 (Reina-Valera 1960). Eso significa, que aunque nadie humanamente se de cuenta de tus acciones, Dios está al tanto de lo que haces, pues también la Biblia dice: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” Gálatas 6:7 (Reina-Valera 1960). Aunque burles a la gente que te conoce, a Dios no le puedes engañar; huir de la gente es querer vivir de cara a los demás, pero Dios no te manda vivir para la gente, vivir por el que dirán; no puedes pasarte la vida viviendo sólo para ellos, porque Dios quiere que vivas para Él. Por eso, lo más importante es lo que vea Dios en mí, no lo que vean los demás; por eso no puedes pensar en aprovecharte de Dios, especulando que como te va a perdonar le vas andar fallando deliberadamente. La Biblia dice: “Ahora bien, ¿deberíamos seguir pecando para que Dios nos muestre más y más su gracia maravillosa? ¡Por supuesto que no! Nosotros hemos muerto al pecado, entonces, ¿cómo es posible que sigamos viviendo en pecado?” Romanos 6:1-2 (Nueva Traducción Viviente).
¿Qué clase de vida has estado llevando? ¿Te identificas en algo con Francisco?, ¿o eres un Francisco?
Quiero que reconozcas tu error, que reconozcas que no puedes vivir para el ojo humano porque hay un ojo Divino que todo lo ha visto, lo está viendo y lo seguirá observando. Por tal razón, arrepiéntete de tu accionar y confiesa delante de Dios tus pecados, y entonces Él te perdonará, pero luego intenta con toda tu voluntad, y con la fuerza de Dios, no volver a cometer el mismo error.
Es hora de vivir para Dios, para Aquél que te dio vida y vida eterna. Al que realmente tienes que intentar agradar es a Dios, nuestro Señor está EN TODAS PARTES y su ojo todo lo ve, incluso las intenciones de nuestro corazón.
Dios no está avergonzado de ti, o de nosotros, pues podría ser que muchos, al reflexionar sobre la doble vida que han llevado durante mucho tiempo, piensen que Dios ya está cansado de ellos o que Dios está defraudado. Pero más allá de lo que podamos pensar, hay un Dios maravilloso, lleno de amor, misericordia y gracia para nuestra vida; y si ahora estás leyendo estas líneas, es porque Él te está dando una nueva oportunidad para arrepentirte y volver a comenzar, y eso significa que ¡te ama! Te ama hasta el punto que busca cualquier medio para hacerte saber lo importante que eres para Él y lo mucho que anhela ver tu vida restaurada.

¡Reconoce tu error, vuelve a Dios, arrepiéntete de corazón y pídele perdón y Él te lo concederá! 

“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”.

1 Juan 2:1 (Reina-Valera 1960)

No hay comentarios:

Publicar un comentario