“Hace tiempo el Señor le dijo a Israel: «Yo te he amado, pueblo mío, con un amor eterno. Con amor inagotable te acerqué a mí.”
Jeremías 31:3 Nueva Traducción Viviente (NTV)
A medida que se avanza en el cristianismo, los retos son mayores. Aumentan las responsabilidades y se batalla para encontrar momentos de quietud. Las actividades en demasía pueden ocasionar un distanciamiento con Aquel que lo ha dado todo por nosotros. Cuando no se obtienen los resultados esperados después de una época difícil de siembra, los corazones de los creyentes quizá comiencen a cuestionar los caminos de DIOS. El regalo de cada día se convierte en una carga, en lugar de un deleite. Es en esos momentos cuando debe recordarse quién es Jesús.
Jesús es quien, por amor, estuvo dispuesto a ir a la Cruz por la humanidad. Él derramó Su sangre para que los suyos fueran restaurados y recibieran vidas totalmente nuevas. Por lo que todo creyente, que ha sido salvo por Jesucristo, debe tener la certeza de que todo camino escogido por Jesús para su vida es el mejor, y que Él le ayudará en todo momento para vivir en victoria.
Cuando no comprendas el camino por el cuál Jesús te está llevando, recuerda qué ha sido, qué significó Él para tu vida. Él estuvo a tu lado cuando nadie más lo estuvo, sólo en Él encontró descanso tu cuerpo y tu alma, solo Él tuvo el poder suficiente para restaurarte, y como Él nadie te ha amado.
Si la vida como creyente se te ha vuelto un pesar, vuelve a Jesús, vuelve a la fuente de toda tu alegría. Permítele que acomode tu corazón y ponga orden en ti. Si por los afanes de la vida te has alejado de Jesús, haz esta oración y recuerda quién es Él en tu vida:
“Señor Jesús, perdóname porque permití que mi corazón se alejara de ti. Por favor, limpia mi corazón de cualquier temor o afán. Facilítame acercarme a ti. Toma el control de todas mis actividades y ordena mi vida. Quita todo peso de mí y, por favor, recuérdame quién has sido para mí. Oro esto en el nombre de Cristo Jesús, Amén.”
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