miércoles, 27 de febrero de 2013

Actitud que Sabe Esperar - Crecimiento personal-espiritual

La actitud es uno de los ingredientes más importantes para determinar el éxito o la falta de éste, para todo el mundo. La gente exitosa tiene una cosa en común: una actitud expectante ante el éxito.
La mayoría de la gente comienza indiferente cada mañana y reacciona paulatinamente a los eventos del día. Podemos ser una personas exitosa en la vida comenzando cada día con una actitud positiva, mostrando gratitud por las oportunidades que tenemos y teniendo una expectación de lo mejor para nosotros.

La gente tiende a vivir de acuerdo a sus expectativas. Sacamos provecho de la vida según lo que le invertimos antes. Nuestro ambiente se convierte en un reflejo de nuestro espíritu, de nuestra actitud y expectativas. Si mantenemos una gran actitud, obtendremos grandes resultados. De tener una actitud mediocre, alcanzaremos resultados mediocres y de tener una pobre actitud, lograremos pobres resultados.
El mundo nos devolverá lo que esperamos de él, así que esperemos lo mejor. No estemos a la defensiva ni dudemos. Nada cambia a menos que nosotros lo hagamos. Antes de que podamos hacer algo, tenemos que ser algo. Sepamos que somos valiosos; mostrémoselo al mundo.
Tratemos a todos, con quienes entremos en contacto, como si fuesen la persona más importante del momento. Edificará nuestra autoestima… ¡sonriamos! Seremos recompensados con una sonrisa de vuelta. No reaccionemos a la descortesía. Perdonemos a todos los que nos lastimen y entonces, nos perdonaremos a nosotros mismos.
Mantengámonos saludables; ejercitémonos. Mantengamos una dieta apropiada. Irradiemos una actitud de confianza.
Desarrollemos estos buenos hábitos y nuestra expectativa será recompensada con éxitos. Esta actitud nos colocará dentro de ese grupo de personas genuinamente exitosas, porque sabremos y comprenderemos cómo una actitud expectante mejora cada aspecto de nuestra vida.
Que Dios nos bendiga con una actitud expectante cada día de nuestra vida.
art-actitud22No cabe duda de que mucho de lo que vivimos es producto de nuestras propias elecciones, aunque siempre habrá quien le eche la culpa a las circunstancias o a los demás. Y nuestras elecciones siempre estarán basadas en nuestras actitudes ante la vida.
Cuando nuestra actitud ante la vida es pobre y derrotista, podemos darnos cuenta de que el futuro que nos aguarda no es nada halagüeño. Pero esa actitud negativa es en realidad producto de nuestro rechazo de Dios y Su palabra, que nos promete varias cosas a los que nos acercamos a Él y ponemos en Él nuestra esperanza: que Sus misericordias son nuevas cada mañana, que Él siempre estará con nosotros hasta el fin, y que a los que le aman, todas las cosas habrán de resultar para bien.
Si bien ninguna de estas promesas implica la ausencia de crisis y dificultades, sí afirman que Dios ha preparado cosas maravillosas para cada día de nuestra vida… y que lo mejor de nuestras vidas siempre está por delante.
Aprovechemos para adorar al Salvador, permitirle que afirme Su palabra en nosotros.

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