martes, 27 de noviembre de 2012

Lejos de Dios - Meditación, devocional

¿Has reflexionado los últimos días sobre la vida que estás viviendo? ¿Sobre cómo, sin darte cuenta, has perdido aquella sensibilidad espiritual que te caracterizaba? Ahora orar, leer la Biblia, congregarte o servir ya no son tan “emocionantes” como al principio.
Algo pasó, tuvo que haber un momento en donde, seguramente, descuidaste tu relación personal con Dios, en donde quizá comenzaste a acomodarte a vivir una vida que va caminando un poco alejado de Dios sin necesidad de llegar a la perdición total.
Debemos ser conscientes de que alejarse de Dios no solamente es ir y pecar deliberadamente; en ocasiones, a pesar que hacemos lo mismo que hemos hecho los últimos años en la Iglesia, podemos vivir lejos de Dios.
A veces estamos tan lejos de Dios que apenas escuchamos su voz, estamos tan lejos que apenas lo sentimos, estamos tan lejos que ya ni obedecemos al Espíritu Santo cuando nos redarguye.
Quizá tú seas un buen servidor o una buena servidora de Dios, sin embargo las últimas semanas o meses has vivido lejos de Dios. Querrías sentir aquel deseo de buscar de Dios, aquella hambre que un día tuviste, aquel anhelo de no dejar la presencia de Dios, pero...
Quisieras llorar mientras le adoras, llorar mientras le buscas, quisieras derramar tu alma en su presencia, pero tu mismo distanciamiento con Dios no te permite ser sensible a su presencia ni audible a su voz.
Hoy es un día para no sólo reflexionar sobre cuán lejos estás de Dios, sino para acercarte a Él. Hoy tienes que ser sincero contigo mismo y reconocer que poco a poco te has alejado de Dios; quizá realizas las mismas actividades de siempre: vas a la Iglesia, sirves, invitas, predicas, cantas, enseñas a los niños, cualquier cosa que puedes hacer para Dios, pero a pesar de ello puede que te encuentres lejos de Él.
Estas palabras no son para todos, son nada más para las personas cuyas vidas redarguye Dios en este momento, para aquellos que se identifican con el hecho de servir a Dios pero están lejos de Él. Especialmente para ellos estas humildes palabras:
“Cuando Dios te llamó, vio en ti lo que nadie más había visto. Él te rescató, te perdonó, te restauró y te hizo la persona que ahora eres. Por Él y para Él has alcanzado mucho más de lo que un día imaginaste poder alcanzar; por esta razón anímate a acercarte nuevamente a Dios. No digas que no puedes, no digas que jamás será lo mismo, no digas que ya no será igual, porque Dios siempre ha estado allí, nunca ha cambiado, siempre te ha amado igual que el primer día que te vio, sus planes nunca han cambiado, su propósito para tu vida es el mismo que siempre ha tenido. Por lo tanto deja a un lado ese acomodo y esa insensibilidad espiritual que te están matando poco a poco y comienza a reaccionar, comienza a buscar a Dios, comienza por disponer tu corazón y tu mente sólo y totalmente para Él. Dios quiere encontrarse contigo, Él quiere que le hables con sinceridad, Él quiere usarte grandemente, Él quiere cumplir el propósito para el cual te llamó; por lo tanto deja de estar alejado de Él, vuelve al sendero de Dios, doblega tu voluntad, deja a un lado el cansancio e intenta, y no te canses de intentar, mantenerte cerca de Él, porque cuando estás cerca de Él, entonces eres FUERTE. ¡Adelante! ¡Que no se te olvide que tú eres un guerrero o una guerrera de Dios! ¡Que no se te olvide que has sido llamado para grandes cosas! ¡Tienes que ponerte de pie y comenzar a hacer lo que mejor sabes, o sea, BUSCAR A DIOS muy de cerca!”
Hoy Dios va a poner en tu corazón la disposición total de acercarte a Él, hoy Dios pondrá en ti tanto el querer como el hacer, como lo dice su Palabra: “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Filipenses 2:13 (Reina-Valera 1960).
¡Levántate y no te des por vencido!, ¡Tú naciste para que Dios cumpliera un propósito perfecto en tu vida! ¡Jamás pienses que no se cumplirá!

¡Acércate hoy a Él!


“Pero ahora ustedes, que estaban lejos de Dios, ya han sido acercados a él, pues están unidos a Jesucristo por medio de su muerte en la cruz.” 

Efesios 2:13 (Traducción en lenguaje actual)

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