- Bien, dijo el padre, supongamos que América insistía en pelearse con Inglaterra, y…
- Pero, interrumpió la madre, América nunca tuvo que pelear con Inglaterra.
- Ya sé, dijo el padre, pero sólo estoy usando una situación hipotética.
- Pero estás confundiendo a la niña, replicó la madre.
- No, replicó el padre con un tono un poco enojado.
La mayoría de las grandes discusiones no empiezan grandes, se establecen como pequeños enfados, brechas u ofensas. Es como el poderoso roble parado en la cima de las Montañas Rocosas que ha sobrevivido las fuertes tormentas de nieve, las granizadas, los fríos inviernos y las feroces tormentas durante más de un siglo. Finalmente se cae, no porque le cayera un fuerte rayo ni una avalancha, sino por un ataque de pequeños escarabajos.
Un pequeño descuido, insulto o herida puede ser el principio del fin de una relación.
¡Por tanto, tenga cuidado de lo que dice y asegúrese de que su actitud sea la correcta!.
2 Timoteo 2:16
Más evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad.
Más evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad.
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