miércoles, 24 de octubre de 2012

Más Grande Que Un Sentimiento - Crecimiento Personal

 “Aun si nos sentimos culpables, Dios es superior a nuestros sentimientos y él lo sabe todo.”
1 Juan 3.20
Culpa. Este es un tema que, para nosotros, surge y resurge una y otra vez. Cada vez que hablamos con gente sobre permitir que Dios sane su pasado, de alguna u otra manera, sin pretenderlo, terminamos señalando la culpa con la que viven y se sienten por las cosas que hicieron en el pasado. La culpa es una realidad en varios sentidos.
Es real en el sentido en que todos la sentimos. No obstante, en un sentido más poderoso, es real porque es el hecho de haber hecho algo malo. En ese momento todos la sentimos porque todos hemos cometido errores, hemos herido a alguien o hemos causado daño. Ese es el hecho. Basado en los hechos somos culpables de hacer esas cosas.
¿Cuál es el problema, entonces? Es fácil permitir que tu sentimiento de culpa nuble la manera en que te ves a ti mismo y al mundo que te rodea. Se convierte en la lente por medio de la cual nos vemos a nosotros mismos. Y cuando nos vemos de esta manera llegamos a la conclusión de que los demás nos ven de la misma forma, o que por lo menos  pueden sentir de nosotros una culpabilidad similar.
Por fuera puede que parezcamos estar seguros de nosotros mismos, dotados, exitosos, talentosos, etc., pero por dentro estamos como colgando de un hilo. Puede que podamos presentarnos de tal manera que la gente no pueda ver nuestro sentimiento, pero el sentimiento sigue vivo dentro de nosotros.
Esto se puede extrapolar fácilmente a nuestra relación con Dios. Él no puede ser engañado por nuestra fachada exterior. Él no se distrae con nuestros logros o bienes materiales. Él ve lo que hay dentro de nosotros. Ve la culpa y la vergüenza. Entonces ahora veamos el versículo antes mencionado, “Aun si nos sentimos culpables, Dios es superior a nuestros sentimientos…”
El hecho es que todos somos culpables, pero no debemos ser dominados por ese sentimiento. Dios es más grande que nuestros sentimientos. Él es capaz de tratar con los sentimientos que pueden habernos tenido atrapados. Es capaz de sanar esos sentimientos, capaz de cambiar nuestra perspectiva y empujarnos a avanzar hacia una vida saludable y efectiva.
¿Con qué culpa has estado viviendo? ¿Cómo te has estado viendo a ti mismo?
Hoy, lleva tu sentimiento de culpa a Dios y pregúntale cómo te ve Él. La respuesta es: perdonado. Siempre has sido perdonado. No permitas que los sentimientos de culpa te condenen a vivir una vida sin amor. Dios es más grande que tus sentimientos y puede ayudarte a dar y recibir amor de nuevo.

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