sábado, 4 de agosto de 2012

Recuerdo que tengo la mente de Cristo

“Pues la Escritura dice: ¿Quién conoce la mente del Señor? ¿Quién podrá instruirle? Sin embargo, nosotros tenemos la mente de Cristo” I Corintios 2:16
Hoy prestaré atención a la educación espiritual, porque ya he hecho mucho para la educación terrenal. Gracias doy por la educación terrenal porque me prepara para enfrentar la vida de abajo con mayor pericia y experiencia, pero ella no me prepara para lo más elevado…para lo eterno. A veces la educación de abajo se opone a la de arriba y considera el entendimiento espiritual como sin sentido, así lo expresa Pablo.
Sólo Dios puede enseñar lecciones espirituales a sus hijos y esas lecciones son aprendidas no en las mentes más enseñadas, sino en el corazón, en la vida interna de sus hijos por el Espíritu Santo.
Devocional - RecordarCuando el Espíritu me enseña, Él me ilumina, y cuando me ilumina me enseña lecciones que jamás serán aprendidas por el entendimiento humano ni por la educación terrenal. Leer la Biblia es bueno y es un ejercicio espiritual en el que toma parte tanto el corazón como la cabeza , mas estudiar la Biblia con el espíritu dispuesto y meditar seriamente es estar en línea con el Espíritu Santo quien ha de enseñarme las profundidades de Dios.
Los hombres claman tener entendimiento, pero no hay entendimiento sin iluminación y no hay iluminación sin el Espíritu Santo. Cuando Él me revela la verdad, la Biblia viene a ser maravillosamente relevante y deja de ser simplemente histórica y distante.
¿Con qué mente voy a entender lo revelado por el Espíritu?. Hoy debo recordar que Dios me ha dado el entendimiento de Cristo y el Espíritu del Señor me iluminará. Cuando el Espíritu me ilumina no sólo me revela la verdad de Dios, sino que las lecciones que me enseña vienen a ser pertinentes como si mi problema tuviera la atención especial del cielo.
Cuando la Biblia es mi comida, mi gozo y mi deleite, esto quiere decir que yo he pasado del plano intelectual a la comprensión espiritual, y he tenido un encuentro con la persona viviente de Jesús. Hoy quiero estar en ese plano.
Señor. Gracias porque Tú has ocultado las cosas tuyas a los sabios y a los entendidos y se las has revelado a los niños y a los sencillos, a los que se acercan a ti con hambre y disposición. Hoy, recuerdo que me has dado a tu Santo Espíritu pero además me has hecho participe de la mente de Cristo . Hoy quiero abrir mi corazón y dejarme formar por la obra de tu Espíritu.
Quiero pasar del plano meramente intelectual al plano espiritual, allí donde tu Espíritu manifiesta su poder y acomoda lo espiritual mío a lo espiritual tuyo. Allí donde se pueden ver las coas que ojos no han visto ni han subido en corazón de hombre. Gracias, porque Tú eres mi Señor y mi maestro. Amén.

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