jueves, 9 de agosto de 2012

No estoy solo.. El Padre está conmigo

Jesús seguía hablando a sus discípulos sobre su pronta partida y su segunda venida. Él sabia que su muerte era inminente y que, después de resucitar y ascender al cielo, volvería por segunda vez. Pero,  sus discípulos no comprendían lo que Jesús les decía y ellos, por el contrario y a causa de sus palabras, se sentían aún mas preocupados e intranquilos.
Sin embargo, Jesús les animaba, hablándoles del Espíritu Santo que les acompañaría siempre, les ofreció su paz (completa y eterna) que es diferente a la paz que ofrece el mundo (momentánea y condicionada por las circunstancias); les llamó amigos y no siervos; les dijo que su tristeza se convertiría en gran gozo y que todo lo que pidieran al Padre en su nombre, lo recibirían y aun así el corazón de los discípulos seguía lleno de tristeza.
Luego Jesús les habló claramente y los discípulos pudieron entender y declarar que Jesús había venido ciertamente de Dios. Entonces Jesús les dice una verdad aún mas dura, como era el hecho de que ellos se irían cada uno por su lado y le dejarían solo.
Pensando en estas palabras dichas por Jesús podemos aprender una gran lección: Los discípulos estaban sólo pensando en qué sería de ellos sin Jesús, sin preocuparse por un momento lo que Jesús tendría que vivir, como sería su muerte, de qué forma Él tendría que volver al Padre.
Jesús, por su parte, aunque podría estar dándoles una mala noticia, sus palabras estaban llenas de esperanza, promesas, aliento y paz.
Y aun sabiendo lo que Él sufriría por su muerte en la cruz y el abandono de aquellos que amaba, llamó a sus amigos y pudo declarar: “Mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo”.
  •  ¿Cuántas veces nos encontramos solos, lamentándonos de nuestros problemas y somos incapaces de ver la necesidad de otros?
  • ¿En cuántas oportunidades decimos verdades que hieren y no imitamos a Jesús al hablar?
  • ¿Será que aun en los momentos mas difíciles, cuando los que amamos ya no están, cuando parece que estamos solos enfrentándonos a gigantes, podemos declarar, como Jesús, que Dios está con nosotros?
Dios no determina su paz y amor para con nosotros por las circunstancias que estemos viviendo. Él es un Padre amoroso y fiel dispuesto a estar con nosotros siempre, en nuestras alegrías y tristezas, en nuestras victorias y derrotas. Aunque, no estén los que amamos a nuestro lado, aunque nos equivoquemos, a pesar de nuestros errores y malas decisiones.
¡…y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amen! Mateo:28:20

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