Juan Sebastián quedó huérfano a la edad de nueve años y por eso se crió con su hermano, comenzando allí su entrenamiento musical. Bach un día dijo: “ El único propósito de la música debe ser para la Gloria de Dios y la recreación del espíritu humano”.
Un día Bach le dijo a un estudiante: Practique sólo diligentemente y todo irá bien. Usted tiene cinco dedos en su mano tan saludables como los míos”. Cuando se le preguntó cuál fue el secreto de su éxito él respondió: “Yo fui hecho para trabajar, si tú eres igualmente trabajador serás igualmente exitoso”.
Juan Sebastián Bach fue devoto de Dios y un día dijo: “Donde hay música devocional, Dios está al alcance de la mano con su graciosa presencia”.
Los músicos no son producto de casualidades, sino de devoción, entrega y diligencia.
No importa tu profesión u oficio…no es asunto de casualidades sino de devoción, entrega y diligencia.
Dale a Dios todo lo que te queda y él te devolverá hasta que te sobre.
Deuteronomio 4:9 Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida: y enséñalas a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.
Proverbios 12:27 El indolente no chamuscará su caza: Mas el haber precioso del hombre es la diligencia.
2 Timoteo 2:15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad.
Los restos del genio musical de la era barroca, Johann Sebastian Bach, reposan bajo el altar de la iglesia Luterana de San Juan en Leipzig, ciudad en la cual se desenvolvió durante muchos años como organista, cantor y profesor, y donde tenía como obligación, entre otras cosas, componer cantatas para los domingos y música sacra para el Viernes Santo.
Y es así que Bach realizó sus obras conocidas como ‘La Pasión según Juan’, la de ‘Mateo’ y ‘Marcos’ -de esta última nos quedaron solo fracciones- utilizando textos bíblicos tradicionales, incrementados por el libretista Picander y en las cuales describía musicalmente la pasión y muerte de Jesucristo, algo que ya se hacía desde la Edad Media.
Pero nadie realizó esta descripción en términos tan dramáticos y conmovedores como Bach en su Pasión según Mateo, obra para doble coro y orquesta que se está presentando en la Casa de la Música por parte del Conservatorio Franz Liszt, dentro de su tradicional festival en el mes de mayo.
Johann Sebastian Bach, de quien “se dice” que fue terco y difícil de llevar, procreó 20 hijos, de los cuales nueve sobrevivieron; fue un hombre profundamente religioso, luterano y solía decir que “la música debería ser para gloria de Dios y recreación de la mente”. Sus composiciones, en muchos casos revolucionarias para su época, han sido motivo de admiración y estudio por parte de la mayoría de músicos de todas las generaciones, siendo consideradas verdaderos tratados musicales.
El hecho de que el Conservatorio Liszt presente fracciones de esta monumental obra, con gran acogida por parte del público, sólo confirma el buen momento por el que atraviesa la cultura en general y la música clásica en especial en nuestro medio. La iniciativa privada se hace presente a pesar de las limitaciones económicas.
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