lunes, 27 de agosto de 2012

Buscaré Ser Humilde

Y da gracia a los humildes. Santiago 4:6.
Los corazones humildes buscan la gracia y la alcanzan. Los corazones humildes se someten a su dulce influencia, y por eso se les concede con mayor largueza. Los corazones humildes habitan en los valles donde corren los arroyos de la gracia, y beben de sus aguas con abundancia. Los corazones humildes agradecen esta gracia y glorifican a Dios por ella.
Por eso, quedarle agradecido está en consonancia con la honra de Dios. Ven, querido lector, y acepta un lugar humilde. Hazte pequeño a tus propios ojos para que el Señor pueda hacer contigo grandes cosas. Tal vez digas: «Temo no ser bastante humilde». Este lenguaje puede ser el de la humildad. Algunos se envanecen de su humildad, lo cual es el peor de los orgullos. 
Somos menesterosos, inútiles, indignos, merecedores del infierno, y si no somos humildes, deberíamos serlo.
Humillémonos por haber pecado contra la humildad, y gozaremos del favor del Señor. La gracia es la que nos hace humildes, y esta humildad nos brinda ocasión para derramar mayor abundancia de gracia. Humillémonos para que seamos levantados.
Seamos pobres en espíritu para que el Señor nos enriquezca. Seamos humildes para que no tengamos que ser humillados, sino que, por el contrario, por la gracia de Dios seamos ensalzados.
Hoy por lo tanto entiendo que Dios espera de mí humildad para derramar su gracia sobre mi.
Señor, Gracias por tratar profundamente con mi corazón y desafiarme a vivir en humildad entregando todo mi orgullo infructífero en tu altar. Sé que de esa manera tu gracia me cubre. Amén.

En un almuerzo presidido por Mark Young, gobernador de Hong Kong, una dama de las más distinguidas se sintió menospreciada al descubrir que estaba sentada al extremo de la mesa, en vez de estar cerca del anfitrión.
Al terminar la comida, se acercó a Mark y le dijo con sequedad: “Según parece, no se preocupa usted de dónde se sientan sus invitados.”
“Señora”, replicó el gobernador, “a la gente realmente importante no le interesa el sitio donde se sienta; y sucede a veces que quienes se interesan por el sitio no son importantes.
Isaías 57:15
Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.
Isaías 66:2
Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.

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