domingo, 22 de julio de 2012

¿Por qué los evangélicos no veneran las imágenes?

“Tienen boca, y no hablan; Tienen ojos, y no ven;” –Salmo 135:16


Principalmente, lo que distingue a los evangélicos, es la insistencia con que se afirma que cada uno debe conocer a Dios de una manera personal y después debe tener un continuo contacto con Dios, personalmente, y no a través de las imágenes. Uno de los más grandes temas de la Biblia es la negativa de Dios en hacer construir las imágenes para adorar.
En sus mandamientos Dios nos ordena: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra: No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, sobre los terceros y sobre los cuartos, a los que me aborrecen, y que hago misericordia en millares a los que me aman, y guardan mis mandamientos.” (Éxodo 20:4-6). Algunos afirman que si se debiera observar este mandamiento literalmente, no podrían tenerse ni siquiera las fotografías de las personas amadas. La Biblia nos explica, que las imágenes prohibidas son aquellas a las que nosotros les ofrecemos un culto de veneración: “NO haréis para vosotros ídolos, ni escultura, ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada para inclinaros a ella: porque yo soy Jehová vuestro Dios” (Levítico 26:1).
Otros dicen que este mandamiento tiene sólo valor para las imágenes paganas, pero nosotros vemos que no es asi:
  1. Moisés explicó a los hebreos, el pueblo de Dios de aquel tiempo, y no a los paganos, que Dios no se mostró cuando Él les habló, para que no hicieran de Él alguna imagen: “Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el dia que Jehová habló con vosotros en medio del fuego; para que no os corrompais y hagais para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra” (Deuteronomio 4:15-16).
  2. Dios alabó al rey de los hebreos por haber destruido una serpiente de bronce levantada por su orden previamente, para no venerarla.
Muchos años después, Averglielo la hace construir, Dios estimó oportuno destruirla porque se empezaba a venerarla. Otros sostienen que las imágenes sólo se prohibieron durante el periodo del Antiguo Testamento, y que ahora son aceptables porque vivimos en el tiempo del Nuevo Testamento. A estos últimos les contestamos que el Nuevo Testamento también habla mucho sobre las imágenes, y siempre contra ellas, así como en el Antiguo Testamento. En uno de los últimos pasajes del Nuevo Testamento, nosotros leemos: “Hijitos guardaos de los ídolos” (1 Juan 5:21). “Por consiguiente amados huid de la idolatría” (1 Corintios 10:14). Ver 1 Corintios 6:910:7-14Hechos 7:39-4217:16-29Romanos 1:231 Pedro 4:3Apocalipsis 2:149:2021:822:15.
La iglesia de los primeros siglos no usó las imágenes. Éstas entraron en las iglesias para uso ornamental al final del tercer siglo. En el quinto siglo se usó por instruir, y como consecuencia se consideraron sagradas. Fueron aceptadas por el concilio de Nicea en 787 y del de Trento en 1562 D.C.
El hecho es que la Biblia contiene no pocos, pero sí muchos pasajes que prohiben las imágenes, hace claro que éste es un asunto de gran importancia para Dios.
Dios nos ama y quiere tener nuestra amistad, nuestra comunión, la alabanza, el honor, la veneración y la adoración. Él dice tener celos de nuestros afectos. ¿Cómo se sentirá cuándo nosotros nos dirigimos a un pedazo de piedra o madera, o la imagen de un cualquier “santo”? También es una gran ofensa afirmar que Dios es menos compasivo que los “santos”. Veamos el ejemplo usado comunmente por los católicos: ellos dicen: “Un hombre desea un lugar de empleo en una cierta fábrica. Éste, no conociendo al gerente, se acerca a su tío que lo ama y que es amigo íntimo del gerente, obteniendo por medio de él, el puesto deseado”. En el ejemplo, los santos se comparan al tío que nos ama, mientras Dios representa al gerente que ni siquiera nos tiene en cuenta. ¡Este pensamiento es una verdadera mentira! En verdad es Dios quien nos ama y nos conoce, y Él quiere que nosotros nos acerquemos directamente a Él. La Biblia afirma: “Porque nosotros no tenemos un sumo sacerdote que no puede compadecerse de nuestras debilidades; sino uno (Cristo) que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémosnos pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:15-16;

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