
Navegando
en medio de océanos de la vida y enfrentando toda clase de tormentas que por
medio de sus olas tratan de hundirnos, nos podemos encontrarnos con temor,
temor a hundirnos, temor a morir en medio de ese mar, ese clásico temor que por
naturaleza se apodera de nuestras vidas en los momentos más difíciles. Pero es en esos momentos de tormenta, en esos
momentos de agonía, en donde nos encontramos solos contra el mar, solos contra
las bravas olas que están azotando continuamente nuestra barca, cuando
pareciera que aquel valor que decíamos tener, se ha esfumado, cuando toda fe
que creíamos tener, se ha opacado y en donde por alguna extraña razón sentimos
que estamos solos y moriremos.
Mientras
nosotros expresamos sentir toda clase de sentimientos, de temor, de
desesperación o de confusión y más, Jesús duerme en la parte trasera de nuestra
barca.
A veces se nos olvida que no vamos solos en
nuestra barca, que Jesús va con nosotros, aun cuando vaya dormido él sigue
estando allí con nosotros.
“Ese mismo día, cuando llegó la noche, Jesús
les dijo a sus discípulos: “Vamos al otro lado del lago” Entonces dejaron a la
gente y atravesaron el lago en una barca. Algunos fueron también en otras
barcas. De pronto se desató una tormenta. El viento soplaba tan fuerte que las
olas se metían en la barca, y ésta empezó a llenarse de agua. Entre tanto, Jesús
se había quedado dormido en la parte de atrás de la barca, recostado sobre una
almohada. Los discípulos lo despertaron y le gritaron: Maestro, ¿no te importa
que nos estemos hundiendo?” Marcos 4:35-38.
Al sentir los fuertes vientos que tratan de
hundirnos y las fuertes olas que se meten en nuestra barca tendemos a
desesperarnos y gritarle al Señor. ¿Será que Él no está al tanto de la
situación?, ¿Le gritamos porque pareciera que no escucha o no se da cuenta de
lo que estamos experimentando?, ¿Qué hacemos cuando esos momentos de
desesperación llegan a nuestra vida?, ¿Gritamos?, ¿Reprochamos?, ¿Nos quejamos?
“Jesús se levantó y ordenó al viento y al mar
que se calmaran. Enseguida el viento se calmó, y todo quedó completamente tranquilo.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: ¿Por qué estaban tan asustados? ¿Todavía
no confían en mí?” Marcos 4:39-40.
No duerme, Él está allí, Jesús calmó todo
aquello que hasta ese momento asustaba y atemorizaba a sus discípulos. Todo
aquello que era contrario, volvió a la calma, toda desesperación, todo grito,
todo temor, había pasado ya, de un momento a otro, de un instante a otro.
En
la vida nos enfrentaremos a situaciones similares, panoramas que reflejaran un
caos total y que querrán hacernos sentir desesperación y temor, situaciones que
aparecerán cuando menos lo pensamos o cuando ni imaginábamos que pasarían, y
frente a eso tenemos dos opciones: Desesperarnos o simplemente confiar en Dios.
La mayoría de nosotros tomamos la primera
antes de la segunda, nos desesperamos, nos asustamos y hasta gritamos a Dios
pidiendo su pronto socorro. Las palabras de Jesús hacia sus discípulos fueron
sencillas pero profundas: “¿Por qué estaban tan asustados? ¿Todavía no confían en
mí?”. Como haciendo referencia que a su lado no hay porque temer, solo confiar.
Sabemos cuán difícil que es no asustarse
frente a situaciones que te roban la paz, sabemos lo difícil que es mantener la
calma ante panoramas inesperados, sin embargo nada de lo que hagamos tendrá el
poder para cambiar ese panorama, sólo Dios, por eso, aun cuando te desesperes,
aun cuando quieras gritar o aun cuando quieras asustarte todo lo que quieras,
nada de eso favorecerá a lo que estás viviendo, en cambio, si confiamos en Dios
a pesar de las situación, a pesar de las circunstancias que nos rodean, debemos
tener la seguridad de que Él vendrá a nuestra ayuda, porque lo ha prometido,
porque Él no defrauda a los que en Él confían.
No sé qué momento puedas estas atravesando,
quizá sientas temor, quizá el miedo se ha apoderado de tu vida, pueda que te
estás desesperando, sin embargo, mantén la calma, Dios no se ha olvidado de ti,
Él está allí en la barca de tu vida, esperando el momento indicado para actuar,
porque Él ha prometido actuar a tu favor.
¡No te asustes, solo confía en Él!
No hay comentarios:
Publicar un comentario