martes, 29 de mayo de 2012

Declaración de confianza – Salmo 31 - vídeo

Aquel día me sentía realmente pesaroso, afligido en grado sumo, sin confianza alguna, sentía que estaba siendo asaltado por múltiples enemigos, me hallaba completamente solo, con un miedo atroz y únicamente tenía ganas de llorar, cuando hablé con Lucas, pastor de la congregación a la que asisto asiduamente, allí me bauticé, y éste me dijo: sé cómo te sientes, te aconsejo que leas el Salmo 31 de la Biblia y verás cómo estás mejor después. Así lo hice, y aquel día aprendí. Aquel día comencé a aprender a depositar mi absoluta confianza en Dios. Cuando las cosas terrenales nos vienen mal dadas confiemos en Dios. Porque Él nunca abandona a sus siervos, nunca lo hace con sus hijos. En definitiva, nunca olvida o desampara a los que le quieren. 
Aquel día comencé a comprender que no somos nosotros quienes elegimos a Dios sino que es Él quién nos elige. Nosotros le buscamos, sí, pero es Él quién nos distingue con su gracia y su Espíritu. Aún no sabía el alcance global de esto, ahora sí. 
Aquel día comencé a darme cuenta de que mi vida iba a cambiar al estar Él conmigo y yo en Él. 
Ahora considero que aquel día debía haber pensado, como lo hago en la actualidad, que yo estaba siendo elegido por Él. Gracias al Señor, muchas gracias de corazón, por eso, y gracias a Lucas, también, por haberme enseñado el camino. ¿Y qué pasa ahora? Que me siento realmente feliz por ello. Me siento realmente afortunado al disfrutar del privilegio de tener a Dios en mi vida. Siento que le amo y que tengo toda mi confianza depositada en Él. Siento que es mi roca y mi coraza eternas que no pueden ser nunca, de ninguna manera, asaltadas por mis enemigos.
No sabemos hasta qué punto llega la grandeza de Dios.

M.G.L.





Éste salmo 31 versa así:

Declaración de confianza

En ti, oh Jehová, he confiado: no sea yo confundido jamás;
Líbrame en tu justicia.
Inclina a mí tu oído, líbrame pronto;
Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme.
Porque tú eres mi roca y mi castillo;
Por tu nombre me guiarás y me encaminarás.
Sácame de la red que han escondido para mí
Pues tú eres mi refugio.
En tu mano encomiendo mi espíritu;
Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad.
Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias;
Mas yo en Jehová he esperado.
Me gozaré y alegraré en tu misericordia,
Porque has visto mi aflicción;
Has conocido mi alma en las angustias.
No me entregaste en manos del enemigo;
Pusiste mis pies en lugar espacioso.
Ten misericordia de mí, oh Jehová,
porque estoy en angustia;
Se han consumido de tristeza mis ojos,
mi alma también y mi cuerpo.
Porque mi vida se va gastando de dolor,
y mis años de suspirar;
Se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad,
y mis huesos se han consumido.
De todos mis enemigos soy objeto de oprobio,
Y de mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos;
Los que me ven fuera huyen de mí.
He sido olvidado de su corazón como un muerto;
He venido a ser como un vaso quebrado.
Porque oigo la calumnia de muchos;
El miedo me asalta por todas partes,
mientras consultan juntos contra mí
e idean quitarme la vida.
Mas yo en ti confío, oh Jehová;
Digo: Tú eres mi Dios.
En tu mano están mis tiempos:
Líbrame de la mano de mis enemigos
y de mis perseguidores.
Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo;
sálvame por tu misericordia.
No sea yo avergonzado, oh Jehová, ya que te he invocado;
Sean avergonzados los impíos, estén mudos en el seol.
Enmudezcan los labios mentirosos,
Que hablan contra el justo cosas duras
Con soberbia y menosprecio.
¡Cuán grande es tu bondad,
que has guardado para los que te temen,
que has mostrado a los que esperan
en ti, delante de los hijos de los hombres!
En lo secreto de tu presencia los
esconderás de la conspiración del hombre;
Los pondrás en un tabernáculo a
cubierto de contención de lenguas.
Bendito sea Jehová
Porque ha hecho maravillosa su
misericordia para conmigo en ciudad fortificada.
Decía yo en mi premura: Cortado soy
de delante de tus ojos;
pero Tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba.
Amad a Jehová todos vosotros sus santos;
A los fieles guarda Jehová, y paga abundantemente
al que procede con soberbia.
Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová
Y tome aliento vuestro corazón.


No hay comentarios:

Publicar un comentario