Es una reflexión aplicable
a todos los que, como nosotros, tenemos una fe inquebrantable y cada día mayor
en Dios. Tener fe significa “confiar”. En este caso hablamos de confiar en el
Señor, plenamente, cada día más. ¿Es lo que sentimos, verdad? De esta forma LE
conocemos cada día más, sabemos por qué y para qué estamos aquí y qué es lo que
Dios espera de nosotros. Y nos sentimos felices, gozosos, dichosos en ello. Nos
sentimos siervos de Dios. Nos sentimos útiles a ÉL.
Pero analicemos el poder
de la fe desde un punto de vista coherente, necesario y significativo.
Consideremos, entonces, que la fe en ÉL debe ser inteligente. Debe ser
consecuente y necesaria, y debemos comprender que Dios no hace las cosas porque sí. Que
todo debe tener una razón que muchas veces no alcanzamos a comprender.
Es decir, pensemos, que a
pesar de que muchos cantantes incluyen, entre sus canciones, algún texto que
habla del “poder de la fe”, como por ejemplo: “les aseguro que si tienen fe,
tan pequeña como un grano de mostaza, podrán decirle a esta montaña: trasládate
de aquí para allá y se trasladará. ¡Para Vdes. nada es imposible!”, en mi
modesta opinión nos están diciendo que la fe o confianza en Él es lo más significativo que debemos sentir nosotros. Lo más importante, ¡lo más necesario vamos!
Mas pensemos que Dios no
va a hacer las cosas porque sí, aunque se lo pidamos con una fe absoluta y en
el nombre de su hijo unigénito Jesús. Debemos saber que Dios hará aquellas
cosas que sean de su absoluta voluntad, y no de la nuestra.
Consideremos que, por
ejemplo, este hecho de mover una montaña puede ser que no esté entre los
objetivos de Dios, salvo que ÉL considere que estamos en la hora final.
Pensemos en las nefastas consecuencias que conllevaría hacer esto. Como, por
ejemplo, la muerte de innumerables seres vivos, plantas, animales y otros. Amén
de las consecuencias negativas medio-ambientales que causaría este efecto.
¿Entonces? Pensemos
primero si Dios quiere, porque poder PUEDE, ya lo sabemos, y así veremos la
viabilidad de lo que le estamos pidiendo.
Pensemos todos. En el
nombre de Jesús, amén.
M.G.L.
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