domingo, 17 de abril de 2016

Construyendo en el Espíritu o en la carne

Gálatas 5:13-18
Como seres humanos y más como creyentes, a diario tenemos que librar diferentes batallas para crecer y avanzar en Dios. La batalla más fuerte es la que tenemos en nuestro interior, y ésta es ir en pos de la carne o en pos del espíritu. Pablo, en este escrito, nos aconseja, nos insta a no satisfacer los deseos de la carne, más bien nos guía a vivir en el Espíritu.
¿A cuántos se les ha contaminado la carne?
Cuando hablamos de carne, ¿de qué estamos hablando?
La carne es el área pecaminosa en el ser humano, que recubre la expresión del cuerpo a través de las decisiones del alma.
Miremos lo que dice Dios de la carne: 
Juan 6:63 la carne para nada aprovecha, aquí la palabra aprovecha viene del griego “ofeleo”, y significa ayudar, ser útil. O sea, que lo que está diciendo Jesús es que la carne para nada ayuda, para nada es útil.
Juan 3:6 ¿de qué eres nacido tú? ¿De la carne o del espíritu? Este es un concepto de lo que tú eres por la semilla que tienes, sea carne o sea espíritu.
Romanos 8:6-12, la carne es enemiga de Dios, no hay nada bueno que pueda hacer la carne que Dios acepte. Todo lo que es nacido de la carne es rechazado por el Señor. Debemos evaluarnos y saber qué es lo que nos motiva a actuar, si es la carne o si es el espíritu; quién está alimentando nuestras decisiones, si la carne o el espíritu. Tu motivación al hacer algo supuestamente bueno, quién la dirige: si es la carne, por más buena obra que hagas Dios la va a rechazar; si das a los pobres motivado por la carne, Dios rechazará esa obra, ya que es para satisfacer tu ego personal y no por cumplir un mandato que viene de Dios.
¿De qué eres nacido tú? Hay personas que no han nacido de nuevo, piensan que ya lo hicieron pero no es así. Algunos tuvieron una conversión de la mente, o sea, saben que necesitan salvación y redención pero solo lo tienen en su pensamiento, mas nunca han nacido del Espíritu, no han permitido que el Espíritu los dé a luz. Solo es así por su razón y deseos.
Vayamos a Génesis.
Génesis 12:1 Dios llama a Abram.
Génesis 15:4 le promete descendencia. Entonces Abram tenía 75 años.
Génesis 16:2 y 15. Sarai y Abram se desesperan. Esto ocurre 11 años después de que Dios le ha dado la promesa a Abram; al ver Sarai que no pasaba nada, entra en desespero y quiere ayudarle a Dios, dando, a su esposo, por mujer a su esclava. Si eres como Sarai que se desespera, estás actuando en la carne; pues si Dios prometió Dios cumplirá, nuestro trabajo es creer.
La impaciencia es de la carne, mas la paciencia es del espíritu.
De esta relación nace Ismael.

La Vida Es Un Espejo

Le preguntaron a Mahatma Gandhi cuáles son los factores que destruyen al ser humano. Él respondió así:
La Política sin principios,
el Placer sin compromiso,
la Riqueza sin trabajo,
la Sabiduría sin carácter,
los Negocios sin moral,
la Ciencia sin humanidad y
la Oración sin caridad.
La vida me ha enseñado que la gente es amable, si yo soy amable;
que las personas están tristes, si estoy triste;
que todos me quieren, si yo los quiero;
que todos son malos, si yo los odio;
que hay caras sonrientes, si les sonrío;
que hay caras amargadas, si estoy amargado;
que el mundo está feliz, si yo soy feliz;
que la gente se enfada, si yo me enfado;
que las personas son agradecidas, si yo soy agradecido.
La vida es como un espejo: Si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa.
La actitud que tome frente a la vida, es la misma que la vida tomará ante mí.
“El que quiera ser amado, que ame”.
La única razón por la que eres feliz es porque tú decides ser feliz…
Y la verdadera felicidad comienza en Jesús viviendo en mí.

Abigail

“Estoy por desfallecer; el dolor no me deja un solo instante. Voy a confesar mi iniquidad, pues mi pecado me angustia. Muchos son mis enemigos gratuitos; abundan los que me odian sin motivo”
(Salmos 38:17-19 NVI)
Lágrimas caían por su rostro, sangre brotaba de la herida más profunda de su interior, amó sin ser correspondida, entregó su dignidad, y una y otra vez fue golpeada hasta quedar totalmente derrotada, a la deriva en un mar de dudas y sentimientos llenos de dolor, e inmersa en una incertidumbre sin sentido. Allí estaba ella, observando el horizonte sin esperanza, decepcionada y sin fuerzas para levantar el vuelo tan alto como para conquistar sus sueños…; la razón era evidente, habían sido aniquilados.
abigailSu corazón se había roto en mil pedazos, no había posibilidades de vida, pues ya había renunciado a ella, la felicidad no existe, se repetía incesantemente, y su pecho apretujado, encerraba el secreto más grande. Aún derrotada y vilmente maltratada, Abigail se entregaba a la desdicha, era la única salida que aparentemente tenía en esa situación, pues aún lo amaba.
A solas en su habitación, gritó fuerte ¡no puedo más!, quítame este dolor, ayúdame, no quiero sentirme sola, te necesito; dirigía sus palabras a aquel Dios del que había escuchado hablar pero que aún no conocía, miraba al cielo estrellado, pues era de noche, esperando una respuesta a tanto sufrimiento. No entendía el porqué de lo que estaba enfrentando, sabía que no era perfecta, que también había cometido errores, pero no creía merecer vivir de esa manera…

El ser que quiero ser

Parece un poco enredado el título de este escrito, pero vayamos juntos desglosando su sentido. 
En primer lugar, todos somos “seres vivientes” que por un propósito específico vinimos a nacer en este mundo, en un país determinado y en este o en otro tiempo; sea cual sea tu nacionalidad o edad, naciste por una razón, y una de las grandes misiones de tu vida es descubrirla. 
En segundo lugar, cada uno de nosotros tiene una idea o una imagen de cómo quiere llegar a ser. Es como cuando uno es pequeño y los maestros le preguntan “¿qué quieres ser de mayor?”, entonces las respuestas son variadas y pueden ir desde bombero hasta presidente de la nación. Todos tenemos una idea de lo que queremos ser, lo que muchas veces no tenemos tan claro es cómo llegaremos a serlo.
http://www.dreamstime.com/-image23638359Un psicólogo y sexólogo de renombre, plantea en uno de sus libros que debemos ser rígidos con el sueño que tenemos, pero, al mismo tiempo, flexible con los caminos para cumplirlos. A lo que se refiere Stamateas es que si mi meta es obtener una buena calificación en alguna materia, y me doy cuenta que me es difícil estudiando por mi cuenta, puedo pedir ayuda a un compañero, contratar a un profesor particular, pedir horario de consulta con el profesor, asistir a ayudantía o tutorías, crear un horario de estudio, usar estrategias de estudio, etc. Voy abriendo puertas para lograr esa meta sin quedarme solamente en que por mi cuenta lo voy a conseguir. Lo que ocurre muchas veces es que somos rígidos con el sueño y con el camino para conseguirlo; y si no funciona a la primera, ya lo desechamos y nos frustramos sin ganas de proponernos otra forma de cumplir el desafío. En este caso, me alejo del ser que quiero ser.